Una estadística revela que en el mundo existe más de trenta mil (30000) iglesias cristianas con los más variados conceptos sobre doctrina y preceptos. Nueve mil (9000) son sabáticas. En cuanto a los sabatarios, he escuchado prédicas de pastores, evangelistas y laicos utilizando epítetos despectivos contra los cristianos dominicales. La doctrina sabática es un tema neurálgico para el cristiano sabatario. Toda su enseñanza gira en torno al mandamiento sabático. Como si Jesús hubiese venido al mundo a hablar solamente del mandamiento sabático. Lo sorprendente es que descontextualizan las palabras de Jesús para llevar un mensaje diferente. La mayoría sabática asume que la plática de Jesús con sus discípulos en Juan 14:15 es en torno a la ley sinaítica, los diez mandamientos, עשרת הדברים Asereth ha-D'bharîm «diez palabras» (Ex 20). Podría ser, sin embargo, la esencia del discurso jesuano gira en torno al evangelio de Jesucristo y su obediencia. El evangelio de Cristo no consiste en la observancia sabática como lo presentan los sabatarios. El evangelio de Cristo consiste en la salvación de la humanidad.
Veamos la construcción griega de Juan 14:15. La construcción griega ἐὰν ἀγαπᾶτέ με Ean agapate me, en condición de tercera clase «si continúas amándome». No hay duda que en esencia las palabras jesuanas giran en torno al amor y la obediencia, o sea, «el amor continuo previene la desobediencia». La mayoría sabataria articula la obediencia sabática como requisito salvífico. O por lo menos lo presenta así entre líneas, «Si no guardas el sábado te perderás». Utilizan Juan 14:15 como advertencia y ultimátum condenatorio para los cristianos dominicales. Enuncian desde sus diferentes plataformas que si usted ama a Dios, está obligado a guardar el sábado. Si usted no lo hace, está en desobediencia, por lo tanto, se perderá porque los desobedientes no heredarán el reino de los cielos (1 Cor 6:9-10; Ga 5:19-21; Ef 5:5-6; 1 Ti 1:9-10; Ap 21:8). Es un juego de palabras peligroso. A los términos amor y obediencia de la expresión jesuana le añaden el sábado como medio salvífico. Algo contrario al mensaje de salvación. La salvación es única y exclusivamente por gracia en los méritos de Cristo (Ef 2:8-9).
Análisis sintáctico de la construcción griega ἐὰν ἀγαπᾶτέ με (ΚΑΤΑ ΙΩΑΝΝΗΝ 14:15)
Texto
ἐὰν ἀγαπᾶτέ με τὰς ἐντολὰς τὰς ἐμὰς τηρήσετε
Ean agapate me tas entolas tas emas tērēsete (SBL Greek New Testament)
ἐὰν eán, es una partícula condicional derivada de εἰ ἄν. Una partícula que muestra que el enunciado es condicional. Ean partícula condicional «Si»
ἀγαπᾶτέ, presente subjuntivo activo 2da persona plural, del verbo ἀγαπαω agapáō, y agapáō del sustantivo ἀγάπη agápē «amar» «Si me amáis»
με «me», forma corta probablemente de ἐμέ emē «yo, mi». Es enfático. Presumo a Jesús diciendo, puedes demostrar tu amor por mí, aún más perfectamente al guardar mis mandamientos cuando yo me haya ido.
τηρησετε tērēseste, futuro en voz activa de τηρεω tēréō. Si me amas [tú τηρήσετε tērēsete futuro activo indicativo 2da persona plural], mantendrás mis mandamientos.
La expresión ἐὰν ἀγαπᾶτέ με condición de tercera clase «si continúas amándome (presente de subjuntivo activo, la misma forma de contrato que el indicativo)» (Cuadros de Palabras de Robertson)
Juan 14:15 podría traducirse de la siguiente manera: «Si continúas amándome obedecerás mis enseñanzas»
Me parece que el contexto disertivo en donde se encuentra la expresión «Si continúas amándome» gira en torno al aliento, la fuerza, la confianza, el apoyo emocional a los discípulos debido a su preocupación por la pronta partida del Mesías (ver vv. 1-14). De acuerdo con las palabras jesuanas el amor continuo previene la desobediencia. ¿Qué queremos decir con esto? El asunto es que Jesús tenía que regresar al cielo. El evangelio del reino tenía que ser predicado en todo el mundo. Los discípulos por amor a Jesús continuarán predicando el evangelio revelado. La condición para recibir la revelación del evangelio del reino es por medio de la obediencia amorosa. Los que no lo tienen no pueden recibirla. Esto muestra que la revelación no es universal, «Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.» (Mt 11:27 LBLA). O sea, el mensaje del evangelio no puede ser compartido por aquellos que odian y desobedecen (Jn 15:18). Fíjese bien en el mensaje jesuano después de haber sido articulada la expresión «Si continúas amándome»» (v. 15). Jesús dijo: «Y yo rogaré al Padre, y Él enviará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre [...]» (v. 16). Él les enviará al Espíritu Santo. No quedarían huérfanos ni desamparados. Permítame hacer la siguiente observación con respecto al amor y la obediencia, ¿a quién es dado el Espíritu Santo? El Espíritu Santo es dado única y exclusivamente a los que obedecen (He 5:32). No al desobediente. El espíritu que opera en el desobediente es otro (Ef 2:2). Me parece que lo disertado por Jesús es que el amor continuo previene la desobediencia. En la construcción griega hay un «si» condicional. Jesús estaría con ellos para siempre por medio del Espíritu Santo, siempre y cuando ellos continuen amándolo. El amor genera obediencia. Por amor guardarán sus mandamientos o enseñanzas. No es necesario descontextualizar las palabras de Jesús para forzar a la gente a guardar el sábado poniendo el amor como camisa de fuerza. Ni tampoco amenazar como hacen los pentecostales, los evangélicos y otros con la teoría del infierno: «si no obedeces al Señor te perderás en el infierno».
Sabemos que la obediencia es necesaria para la salvación. Es difícil que un desobediente se salve (1 Cor 6:9-10; Ga 5:19-21; Ef 5:5-6; 1 Ti 1:9-10; Ap 21:8). Una ves que conocemos al Señor le amaremos. La prueba de ese amor ante el universo (1 Cor 4:9) está en la obediencia a sus mandamientos. Ahora bien, no es correcto sumar elementos humanos a la salvación. Sabemos que el sábado no es un elemento humano, sino divino (Mt 12:8). Es parte de los mandamientos escritos por el Señor (Ex 20). Pero el sábado no es un medio salvífico. El sabatario lo guarda como resultado del amor. Obedece al Señor por amor «porque él nos amó primero» (1 Jn 4:19). Esta es la razón por la cual un sabatario obedecerá el mandamiento sabático. La salvación viene a nosotros solamente por los méritos de Cristo. No por observar el sábado o el domingo. La esencia del evangelio consiste en el sacrificio de Cristo. En la sangre derramada en la cruz para perdón de nuestros pecados.
Permítame preguntar ¿qué es lo que espera el Señor Jesús de nosotros? Sin duda alguna quiere que lo aceptemos demostrando nuestro amor por medio del arrepentimiento (He 2:38; 22:16). No tenemos que entender todo el proceso de la salvación a la perfección. Basta con creer y confiar en lo que Cristo ha hecho por nosotros. No tenemos que hacer todo perfectamente (perfeccionismo) para estar en paz con Dios y estar seguros de nuestra salvación. Basta con creer y confiar en lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo Jesús. Es nuestro deber poner de nuestra parte para estar con Cristo, y obedecer en todo proceso de crecimiento (Ga 3:26, 27; 2 Pe 1:8). No permita que cristianos bien intencionados, pero equivocados lo confundan con propuestas incorrectas. Hay un video circulando por las redes sociales Facebook y Youtube de un sabatario que aduce lo siguiente: «El sábado es Dios porque representa su carácter.» ¡Qué barbaridad! ¡Qué blasfemia! Hasta donde llega la ignorancia. Este video se encuentra disponible en: (https://www.facebook.com/829534230544222/videos/3593814037373129/?d=null&vh=e). Espero que no lo hayan eliminado.
A los sabatarios que presentan el mandamiento sabático como medio salvífico, permítame decirle que somos salvos por la fe única y exclusivamente en Cristo Jesús. El sábado no salva. No tiene poder salvífico. Ni siquiera la Biblia tiene poder salvífico. Los judíos creían que la salvación venía por medio de la Torá (Jn 5:39). Pensaban que tenían que hacer grandes sacrificios para salvarse. Salvación por obras (Ef 2:9). Pero estaban equivocados. En primer lugar, la Biblia no salva, quien salva es el autor de la Biblia «La salvación de los justos viene del SEÑOR» (Sl 37:39 NVI). Por eso, la la observación de que en el mundo existe más de trenta mil (30000) iglesias cristianas con los más variados conceptos sobre doctrina y preceptos. Diversidad de doctrinas, pero cuál tiene la verdad. En segundo lugar, el sábado no tiene poder salvífico, quien salva es el Señor del sábado «en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos» (He 2:21; 4:12; 16:31). En tercer lugar, no somos salvos por nuestros grandes sacrificios ni obras como hacían los judíos «Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo.» (2 Ti 1:9 NVI). No es correcto hacer rituales sacrificiales, o sea, ayunos, vigilias de oración durante todo el día o la noche, y peregrinaciones con el fin de no perder la salvación. Dios sabe que el sacrificio de Cristo es completo, perfecto. No necesita de ninguna mejora a través del sacrificio de los creyentes. El ayuno, la oración, las vigilias moderadas y las obras que hacemos son útil en la vida espiritual del creyente. Para mantenerse en relación con Dios (Stg. 2:18). No son obras salvíficas, «Porque gracias a Cristo Jesús, ya no cuenta para nada estar o no circuncidados. Lo que cuenta es la fe, una fe activa por medio del amor.» (Ga 5:6 DHH).
Dios no obliga a los sabatarios a guardar el sábado ni tampoco a los dominicales a guardar el domingo. Sabatarios, el sábado no está contemplado como medio salvífico en Juan 14:15. Me parece que lo que adujo Jesús es que el amor continuo previene la desobediencia. Juan 14:15 presenta un mensaje de esperanza, de aliento, fuerza, confianza y apoyo emocional para los discípulos debido a su preocupación y tristeza por la pronta partida de su Maestro. No es correcto descontextualizar las palabras de Jesús para forzar a la gente a guardar el sábado para que puedan salvarse. Itero, no permita que cristianos bien intencionados, pero equivocados lo confundan con propuestas incorrectas.
Si algo queda claro en Juan 14:15 es que el pasaje habla sobre la importancia de la obediencia a los principios del Sistema Gubernamental Celestial. Lamentablemente, el concepto popular que se tiene de la obediencia suele confundirse con el legalismo. Los cristianos que desean un compañerismo íntimo con el Señor, y expresan su devoción con obediencia de corazón son tildados de legalistas. Los cristianos que diligentemente buscan la intimidad con el Señor comprenden el concepto de la obediencia. No perciben la obediencia como una cadena de atadura, sino como el resultado liberador de amar al Señor. La obediencia no es optativa, pero tampoco es impuesta, «Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir!» (Dt 30:19 NTV). Lo significativo es que Jesús la tomó seriamente: «Si continúas amándome, obedecerás...». «El que recibe mis mandamientos y los obedece, demuestra que de veras me ama. Y mi Padre amará al que me ama, y yo también lo amaré y me mostraré a él. El que me ama, hace caso de mi palabra; y mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él. El que no me ama, no hace caso de mis palabras. Las palabras que ustedes están escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha enviado.» (Jn 14:21-24 DHH). «Si guardan mis mandamientos permanecerán en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.» (Jn 15:10 RVA 2015). El que ama a Jesús obedecerá y guardará sus mandamientos así como él guarda los mandamientos de su Padre. Esto como resultado del amor. Porque el amor es el cumplimiento de la ley (Ro 13:8). Por eso, el Señor la resumió «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente" —respondió Jesús—. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a este: "Ama a tu prójimo como a ti mismo".» (Ma 22:37-39 NVI). Los primeros cuatro mandamientos están resumidos en el primero. Los seis restantes resumidos en el segundo. Y, la base es el amor. Porque Dios es amor (1 Jn 4:8). De hecho, su ley revela su carácter: santidad, justicia, bondad (Ro 7:12). Principios y valores que el Señor desearía poner por medio de su ley en la vida del creyente (Hb. 10:16-18), y este la obedecerá por amor porque obedecer es amar «En cambio, el amor a Dios se demuestra cuando obedecemos lo que él manda. Así estamos seguros de que estamos unidos a Dios.» (1 Jn 2:5 NBV). Que conste, ni el amor ni la obediencia son camisa de fuerza para obligar a las personas a guardar el mandamiento sabático. Mas allá del sábado está nuestro Señor Jesucristo. Debe ser nuestro tema neurálgico.
Que su Palabra pueda satisfacer su necesidad espiritual en este día. Confío que así será. Cuenta con mi Dios. Mi Dios es real. Mi Dios es Dios, porque únicamente él es Dios. Mi Dios sin igual.
¡Bendecido día!
«Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no los vendas!» (Pr 23:23 NVI)
Prof. Benjamín López Rivera, MEd
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