octubre 16, 2022

Cuando insistimos decir lo que la Biblia no dice: El infierno

Algunos aducen que la Biblia contiene temas que generan controversia. En realidad, aparentan ser controversias, pero son sus lectores los contraversiales. Temas como la teoría del infierno, la teoría de la inmortalidad del alma natural, la teoría del estado de los muertos, la Trinidad, etcétera. En este escrito trataré en lo posible de analizar la teoría del infierno y la teoría de la inmortalidad del alma natural. Son temas que dividen opiniones. De inmediato aclaro que no presento este estudio con ánimo contencioso. Mi deseo consiste en educar y aclarar asuntos semánticos y gramaticales. Mi propósito gira en torno a mi concepción bíblica del vocablo infierno y el concepto de la inmortalidad del alma. Mi objetivo reside en analizar y explicar el concepto lingüístico del vocablo latino Infernus «infierno», el vocablo hebreo שְׁאוֹל «Sche'óhl» y los vocablos griegos Ἅιδης «Háidēs», Γέεννα «Géenna», Τάρταρος «Tártaros» y ψυχή «psykhḗ». Mi meta estriba en concienciar al lector que dichos vocablos han sido objeto de cambios semánticos intencionados por confesiones religiosas para manipular las Escrituras de forma creativa, con el propósito de que su doctrina se vea reflejada en la misma. 

Expuesto el propósito, como así también el objetivo y meta de estudio, permítame expresar lo siguiente con respecto a la Escritura y su autoridad. Traigo este punto a colación porque hay ciertas confesiones religiosas que se han tomado el atrevimiento de cambiar el texto sagrado para sus invenciones doctrinales. La Biblia es la palabra de Dios. La autoridad de la Biblia recae únicamente en Dios mismo. Cuando enuncio que la Biblia es la palabra de Dios, estoy afirmando que ella tiene toda autoridad. La Biblia es la revelación suprema, autoritativa e infalible de la voluntad divina. Negar la autoridad de la Biblia, es negar a Dios; contradecirla es contradecir a Dios. Aclaro de inmediato que la Biblia no es Dios, sino su palabra escrita. Ninguna institución religiosa tiene autoridad final sobre la Biblia y su interpretación. La autoridad final la tiene Dios (Ro 13:1). Hay una advertencia apocalíptica para los que se toman el atrevimiento de cambiar el texto bíblico (Ap 22:18-19). Esto no quiere decir que no tengamos libertad para interpretar la Biblia. Sí, tenemos libertad para interpretar y enseñar la verdad bíblica correctamente [τόν λόγον τῆς ἀληθείας (ton logon thes alḗtheia, «enseñar la verdad correcta y directamente»)] (2 Ti 2:15). Ahora bien, esta libertad de autoridad interpretativa no debe descansar en nosotros (2 Pe 1:20), sino en la única fuente libre de error, en Jesucristo y el Espíritu Santo. 

Todos sabemos que el principio «sola scriptura» proclama que la Biblia es, la autoridad final en asuntos de fe y moral.¹ Se presume que todas las denominaciones religiosas protestantes se rijan por este principio. Aunque en su corazón, la Reforma protestante fue sobre el tema de la autoridad, este principio en su esencia comprende la hermenéutica, porque la iglesia medieval se había tomado la prerrogativa de interpretar la Biblia. «La interpretación de la Biblia, era una responsabilidad demasiado grande para un ciudadano normal, con lo que el clero era una necesidad espiritual. Para poder hablar con Dios o interpretar la Biblia correctamente, había que basarse en el sacerdote, porque este, estaba ordenado por su superior, quien a su vez lo estaba por otro, todos bajo la autoridad del papa, el representante de Dios en la Tierra. Los reformadores pensaron que esto no era correcto y se opusieron. La Reforma protestante (de 1517 a 1648) rompió el poder de la Iglesia y dio paso a una mayor libertad de pensamiento y expresión religiosa».² 

Mencioné que la libertad de autoridad interpretativa no debe descansar en nosotros. Aunque somos partícipes de la interpretación, dependemos de la única fuente libre de error: Jesucristo y el Espíritu Santo. Nuestro Señor Jesucristo es el maestro por excelencia de la hermenéutica. ¿Qué entendemos por hermenéutica? Tanto Lucas como Pablo hacen uso de esta palabra en sus escritos. Por ejemplo, Lucas usa el verbo διερμηνεύω diermēneúō en la expresión «les explicó (diermēneúō) lo referente a Él...» (Lc 24:27). Etimológicamente, el verbo διερμηνεύω está compuesto por la preposición διά diá y el verbo ἑρμηνεύω hermēneúō. Con diá, «a través de», usado intensivamente. Significa «interpretar plenamente», «explicar». Aquí en Lucas 24:27 se usa de Cristo cuando explicó las Escrituras a los dos en el camino de Emaús: «en todas las Escrituras lo que de él decían», «declaraba» o «les iba interpretando» (W. E. Vine). Este verbo se encuentra también en 1 Corintios 12:30; 14:5, 13, 27. Cuando Pablo le escribe a la Iglesia de Corinto, usa el sustantivo ἑρμηνεία hermēneía en la expresión «interpretación de lenguas, ἑρμηνεία, hermēneía del mismo que ἑρμηνεύω hermēneúō «explicar» (1 Cor 12:10; cf. 14:26). Básicamente, el concepto de estos vocablos gira en torno a la «interpretación o explicación». La hermenéutica, nos ayuda a saber cómo interpretar -explicar, entender y aplicar correctamente el texto bíblico.

Aparentemente, la segunda carta cursada por el apóstol Pedro parece inferir que hay consecuencias graves para los que interpretan mal las Escrituras (2 Pe 3:16). Fíjese como dice al final del pasaje: «para su propia perdición». Pienso que Pedro hace alusión a aquellos que manipulan las Escrituras de forma creativa para promover sus propios intereses no alusivos a la sana doctrina. No alusivo a lo enseñado por el Espíritu Santo. Como mencioné, hay una advertencia apocalíptica para los que se toman el atrevimiento de cambiar el texto bíblico (Ap 22:18-19).

El apóstol Pablo aduce que debemos interpretar la Escritura correctamente (2 Ti 2:15). Cabe preguntar, ¿Qué denominación religiosa interpreta la Biblia correctamente? ¿Qué seguridad hay de que su interpretación sea la correcta? Que conste, no es mi propósito plasmar aquí qué denominación religiosa es la que ha interpretado la Biblia correctamente. 

La mayoría de las confesiones religiosas hacen referencia a ciertas enseñanzas que en teoría parecen ser bíblicas, pero en realidad no lo son. La mayoría de los cristianos afirma que la Biblia habla del infierno y la inmortalidad del alma natural. En realidad, la Biblia no habla del infierno ni de la inmortalidad del alma. La realidad es que algunos traductores bíblicos interpolaron la palabra infierno y la palabra alma en algunos manuscritos tardíos. Lo hicieron conforme a su cosmovisión bíblica, dándole una connotación diferente a su semántica etimológica. Lamentablemente, la mayoría de las organizaciones de tradución de la Biblia han seguido el mismo método de sus antecesores. Han interpolado la palabra infierno y la palabra alma en sus traducciones vertiendo su semántica etimológica hasta convertirla en un dogma. Como mencioné anteriormente, la teoría del infierno y la teoría de la inmortalidad del alma natural son temas que dividen opiniones. Se prestan para confusión debido a que se le ha dado una connotación diferente a su semántica etimológica. La teoría del infierno presenta problemas lógicos y teológicos. «Existen varias cuestiones importantes para el problema del infierno relacionadas con la incompatibilidad con supuestos tanto lógicos como teológicos. La primera es, si es compatible con la idea de Justicia. La segunda, si es compatible con la misericordia de Dios. Una tercera cuestión, respecto al cristianismo, gira en torno a si Dios piensa "restaurar todas las cosas" en el Apocalipsis. Otras críticas a la doctrina del infierno se concentran sobre la intensidad o la eternidad de los tormentos. Los argumentos a todas estas cuestiones entran en conflicto con las cualidades de un Dios bueno: Si Dios es bueno, no deseará estos tormentos a sus hijos. Si Dios es misericordioso, encontrará el perdón. Si Dios es omnisciente, él sabe desde siempre quién va a ir al infierno y quién no. Si Dios es omnipotente, Él puede evitarlo, si no lo hace, es porque no quiere, y si no quiere evitarlo, entonces no es bueno, ni misericordioso, ni es Dios. Si Dios no puede evitarlo, entonces no es omnipotente. Si el pecado es finito, es injusto un castigo infinito».³

Lo único que registra el libro de Génesis es que Dios le dijo a la pareja edénica que debido a su pecado morirían. Nunca dijo que los enviaría a un lugar de tormento encendido en llamas (teóricamente llamado infierno) para torturarlos eternamente por su pecado. Entonces, de dónde proviene la teoría del infierno. Una hermenéutica adecuada nos ayudará a dilucidar las palabras disertadas por Jesús. Supongamos que la palabra infierno sea bíblica, ¿a qué se refirió Jesús con ella? ¿Hizo alusión a algún lugar de tormento encendido en llamas para castigar a los que no aceptan su ofrecimiento salvífico?

La sagrada Biblia expone que nuestro Señor Jesucristo es el maestro por excelencia de la hermenéutica. Es el mayor intérprete del Antiguo Testamento. Así lo atestigua Lucas, cuando dice: «Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, comenzando por los libros de Moisés y siguiendo por todos los libros de los profetas» (Lc 24:27 DHH, cf. Jn 5:39). Como mencioné, Lucas utiliza el verbo διερμηνεύω diermēneúō «explicar» en la expresión «les explicó lo referente a Él...». ¿Lo referente a qué? Lo referente a su misiología mesiánica. La Escritura aduce que Jesús vino a dar a conocer al Padre (Jn 1:18). En la construcción griega de Juan 1:18 se utiliza el verbo [εξηγησατο (exegēsato, de donde proviene la palabra exégesis «interpretar» o «explicar»)]. Los exponentes bíblicos disertan que Jesús es nuestro mayor intérprete. Jesús enunció en diferentes contextos que aprendieramos de él (Mt 11:29). Que siguieramos su ejemplo (Jn 13:15). Que a los que escuchan sus enseñanzas se les daría más comprensión (Mt 13:12). En vista de lo enunciado por el Maestro, el escritor joánico nos aconseja que «...andemos como él anduvo» (1 Jn 2:6). Cabe preguntar, ¿cómo anduvo Jesús? Mateo 28:20 diserta cómo: «Enseñando a obedecer todo lo que él enseñó [...]» (TLA). Me parece que en toda la enseña del Mayor intérprete de las Escrituras veterotestamentarias no está explícito ni implícito la teoría del infierno ni la teoría de la inmortalidad del alma natural.

Las sagradas Escrituras son la base de la cosmovisión bíblica. Un buen apologista cristiano debe poseer una sólida cosmovisión bíblica.⁴ En vista de lo dicho, la lectura de 1 Timoteo 6:3-4 presenta dos expresiones idiomáticas significativas: la primera, «enseñanza de ideas extrañas», la segunda, «sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo».

Posiblemente, usted dirá que 1 Timoteo 6:3-4 se dio en otro contexto. Es cierto, el pasaje se dio en otro contexto. No obstante, el asunto sigue siendo el mismo «la enseñanza de ideas extrañas». La teoría del infierno es una enseñanza basada en ideas extrañas. Ajena al pensamiento jesuano. Un buen apologista cristiano debe poseer una sólida cosmovisión bíblica para darse cuenta de este error. La mayoría de las confesiones religiosas han tergiversado la semántica de la palabra infierno para adaptarla a su propia cosmovisión. 

La expresión «enseñanza de ideas extrañas» se sintetiza en un solo verbo en el texto griego, [ἑτεροδιδασκαλέω (heterodidaskaléō, un verbo en tiempo presente del indicativo activo, literalmente significa «instruir de otra manera» o «enseñar lo contrario»)]. Heterolójicamente, «enseñar no conforme a la doctrina de Cristo». En nuestro lenguaje significa: «Decir lo que la Biblia no dice».

En cuanto a la primera expresión: «enseñanza de ideas extraña», cabe preguntarse, ¿será la enseñanza de la teoría del infierno una idea extraña a la Escritura? En cuanto a la segunda expresión: «sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo», cabe preguntarse, ¿está la enseñanza teórica del infierno plasmada en la doctrina de Cristo?

Las expresiones «sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo» y «doctrina de Cristo» (2 Jn 1:9; Hb 6:1; 13:12) parecen hacer alusión a las enseñanzas del Padre reveladas a Cristo. Jesús dijo: «Mi enseñanza no es mía, sino de Aquél que me envió» (Jn 7:16; 12:49, 50; 14:10, 24; 17:8-14; Ap 1:1). Cabe preguntar, ¿hay alguna enseñanza bíblica, que enuncie que el Padre, haya revelado a Jesús algo sobre un lugar encendido en llamas, para castigar y atormentar eternamente a todos los que no lo aceptan? No entraremos en detalles con relación a lo que el Padre, reveló a Jesús, ni lo que Jesús enseñó. Eso está plasmado en la Biblia con un «Escrito está», sino que nos concentraremos en algo que Jesús no enseñó, a saber, la teoría del infierno y la teoría de la inmortalidad del alma natural.

A veces se disertan aforismos que no están en la Biblia. Y, se hacen pasar como si fueran bíblicos. Por ejemplo, algunos dicen que Jesús era rubio. Hay una línea en la estrofa de una alabanza que dice: «el rubio de Galilea va pasando por aquí». Este aforismo, no es bíblico. Me parece que en la Biblia, no hay ninguna referencia que sugiera que Jesús era rubio. Lo referenciado en la Biblia es que no había parecer en él, ni hermosura; ni atractivo [...] (Is 53:2). Entiéndase en su contexto.

Hoy día la disertación de aforismos no bíblicos está de moda. La gente creen en ellos como si fueran bíblicos. Ha escuchado la expresión que aduce: «Si la Biblia lo dice yo lo creo». Muchos disertan esta expresión como si fuera un aforismo bíblico. Échele un vistazo a las diferentes plataformas cibernéticas por internet, y verá sitios web identificados con esta expresión. Reitero, no es una expresión explícitamente bíblica. Esto no quiere decir que no sea cierta. Parece ser un aforismo convincente. El asunto con esta expresión es el siguiente, si lo que creemos [es] realmente lo que la Biblia dice o lo que [deducimos] que dice. Si lo que creemos [es] realmente lo que la Biblia dice, a eso le llamamos exégesis. Si lo que creemos es por [deducción] a eso le llamamos eiségesis. Son elementos de la hermenéutica. Cabe preguntar, ¿cuál de ellas debe prevalecer, la Escritura o la hermenéutica? ¡Por supuesto la Escritura! Sin embargo, la diversidad religiosa atesta lo contrario. Como dice Garber: «Al final, prevalece la hermenéutica, no la Escritura […], incluso si uno cree en la Biblia y sólo en la Biblia, eso no es algo de la Biblia, sino algo impuesto a la Biblia por razón de la hermenéutica del creyente».⁵ Lamentablemente, la hermenéutica prevalece sobre el texto bíblico. La eiségesis prevalece sobre la exégesis. Cada cual interpreta la Biblia como le parece bien. Cada cual insiste decir lo que la Biblia no dice. 

Itero, la enseñanza teórica del infierno es un asunto que divide opiniones. La mayoría de las confesiones religiosas consideran esta enseñanza como una doctrina. Para este servidor simplemente es un aforismo teórico convertido en una doctrina. Mejor dicho, una palabra convertida en una doctrina. Una doctrina no debe depender del razonamiento deductivo de un solo texto bíblico como tampoco de una sola palabra. Entiendo que esta enseñanza no está plasmada en la Biblia. Me parece que es un asunto perceptivo, indexado, eiségizado e interpolado posteriormente. 

ANÁLISIS LINGÜÍSTICO DEL VOCABLO INFIERNO

TERMINOLOGÍA

Estudio lingüístico general de las palabras «Infernus», «שְׁאוֹל», «ᾍδης», «Γέεννα», «Τάρταρος»

Infernus 

▪️ Varios latinistas derivan el vocablo infernus del prefijo infra- (interior) y la asociación con la raíz indoeuropea -ndher (debajo). Sin embargo, otros enuncian que la palabra infernus es una variante de inferus que no lleva ningún tipo de prefijo, sino que se relaciona con el radical indoeuropeo ndh-ero (inferior, de abajo), que es el mismo que ha dado lugar a la preposición «under» (bajo) en inglés y al sánscrito «ádhara» (inferior).⁶ 

▪️ Infernum -sustantivo que significa «por debajo», «subterráneo».

▪️ Inferus -adjetivo que significa «inferior».

▪️ En síntesis, la semántica etimológica del vocablo infernus alude a algo bajo tierra. A la zona o área, a la fosa, al hoyo profundo, a la tumba donde descansan los muertos.

Sche'óhl

En la lingüística hebrea hay dos léxicos con una semántica similar. 

▪️ Uno es קָ֫בֶר qeber, que se refiere a una tumba, sepulcro, lugar de enterramiento, lugar de sepultura, memorial, lugar físico o evidencia de entierro que las personas vivas pueden ver y visitar. 

▪️ El otro es שְׁאוֹל sche'óhl, que significa lugar escondido donde realmente está el cuerpo. Según el lexicógrafo James Strong's, se traduce también como tumba, fosa, infierno [...].

 ᾍδης, ᾅδης

▪️ El término griego Ἅιδης Háidēs o ᾅδης Hadēs se traduce también como fosa, tumba, sepulcro, lugar invisible, lugar de los muertos. Tiene la misma connotación del sustantivo Sche'óhl -lugar donde descansan los muertos.

▪️ « Ἅιδης, ᾅδης ὁ (por el antiguo Ἀΐδης, que usa Homero, y éste del alfa privativo y ἰδεῖν, no ser visto (cf. Lob. Path. Element. 2:6f); en los clásicos» (Léxico griego de Thayer). «De a (como partícula negativa) y eido; propiamente, invisible, es decir, "Háidēs" o el lugar (estado) de las almas que han partido -tumba, infierno» (Concordancia exhaustiva de Strong's).

Γέεννα

▪️ El término Γέεννα géenna, particularmente, se encuentra en las disertaciones de Jesús, con excepción de Santiago (Mt 5:22, 29-39; 10:28; 18:8-9; 23:15, 33; Mc 9:43, 45, 47; Lc 12:5; Stg 3:6).

▪️ Para evitar ser taxativo con la semántica del término géenna, debo aclarar que existe un ejercicio debático entre los estudiosos en cuanto a si el Valle de Hinom en realidad servía como basurero.

▪️ Unos doscientos (200) años antes de Cristo, la creencia popular era que en el géenna estaría situado un infierno de fuego para los condenados.

▪️ Algunos estudiosos afirman que el vocablo géenna era el nombre utilizado en tiempos de Jesús para referirse al Valle Gê-hinnōm, del hebreo bíblico [גֵּיהִנּוֹם (gēhinnṓm, «valle de Hinnom»)], (Jos 15:8; 18:16, 2 Re 23:10, 2 Cro 28:3; 33:6, Neh 11:30, Jr 7:31, 32; 19:2, 6; 32:35). El vocablo hebreo gēhinnṓm fue transliterado al griego géenna. De acuerdo con los estudiosos, ese lugar es conocido hoy como Wadi er-Rababi. Un valle estrecho y profundo situado entre el sur y el suroeste de Jerusalén. Se dice que el géenna se utilizaba como incinerador para la basura de Jerusalén. Desde el año 638 a. C., se había convertido en un enorme crematorio, donde se quemaba de todo, incluso cadáveres de animales y criminales ejecutados. No se arrojaban personas vivas en el géenna.

▪️ El fuego del géenna se mantenía siempre encendido. Se rociaba azufre para mantenerlo encendido día y noche. Esto se hacía para evitar el mal olor. Probablemente de ahí la expresión «el fuego que no se apaga».

▪️ Nada escapaba de la destrucción del géenna. Todo era destruido por el fuego. Los cadáveres que no eran alcanzados por el fuego eran devorados por los gusanos hasta dejarlos en el armazón. Probablemente, de ahí la expresión «el gusano que nunca muere». Mientras haya cadáveres, habrá gusanos. Hasta que todo sea consumido. Los autores bíblicos no sugieren el pensamiento de un lugar encendido en llamas con almas y gusanos inmortales.

Τάρταρος

En algunas versiones bíblicas el verbo ταρταρόω tartaróō es vertido por las palabras infierno, abismo, abadón, fosa, hoyo profundo, etcétera.

▪️ La mitología griega designaba al Tartarus a la zona más profunda del hadēs, reservada para el castigo de los dioses que eran vencidos. 

▪️ En la mitología romana el Tártaros era el lugar a donde se enviaba a los pecadores.

▪️ En la mitología judía era el lugar donde los ángeles caídos fueron aprisionados (ver el psedoepigráfico 1 Enoc 20:2). 

▪️ En la cultura popular el Tártaros representa el inframundo. El lugar de castigo eterno para los demonios y los impíos. 

Como mencioné, la mitología griega designaba al tártaros a la zona más profunda del hadēs, reservada para el castigo de los dioses que eran vencidos. En 1 Pedro 3:19; 2 Pedro 2:4 y Judas 1:6 se usa esta imagen para expresar la idea de que los ángeles caídos [los dioses derrotados] están ahora en prisiones de oscuridad y muerte, [en prisiones de oscuridad y muerte porque están separados de la luz divina que es Dios]. Estos pasajes no sugieren que Satanás y sus ángeles están atados literalmente en el Tártaros o supuesto infierno ardiendo en llamas como suponen algunos. Esto es contradictorio con lo que Pedro dice: «Tengan cuidado y estén siempre alertas, pues su enemigo, el diablo, anda como león rugiente buscando a quién devorar.» (1 Pe 5:8 NBV). Si nuestro némesis anda buscando a quien devorar es porque no está atado literalmente. Sabemos que en su segunda carta (2 Pe 2:4) el apóstol escribe a una comunidad helenística. Sin duda alguna, el apóstol tuvo que hacer uso de un léxico griego para transmitir su pensamiento. Sin embargo, esto no sugiere apoyo para los puntos mitológicos antes presentados. La Biblia no apoya el infierno del cristianismo, ni al inframundo de las religiones paganas. 

ESTUDIO Y DETERMINACIÓN LINGÜÍSTICA DEL LÉXICO INFIERNO Y ALMA 

Es posible que a estas alturas la mayoría de las confesiones religiosas no sepa que el vocablo infierno y la palabra alma no forman parte de la lingüística bíblica. Algunos aducen que Jesús habló más que nadie del infierno. O sea, habló más del infierno que del reino de Dios. La teología que deduce que Jesús, enseñó la supuesta teoría del infierno relacionándola con el lago de fuego apocalíptico deja mucho que desear. Debo aclarar que el problema no es el vocablo infierno, sino la connotación que se le ha dado a su semántica etimológica. 

Los vocablos infierno y alma no forman parte del pensamiento lingüístico hebreo ni arameo ni griego koiné -griego antiguo [ἡ κοινὴ γλῶσσα (hē koinḕ glṓssa, «lengua común»)], siglo I a. C., y siglo I d. C., año 330 a. C. al 330 d. C.).

Como mencioné, la etimología del término infierno viene del latín. El concepto gira en torno al lugar donde descansan los muertos. Semánticamente, el término no debe prestarse para confusión. Es propio de una lengua. Etimológicamente, un vocablo significa lo que significa. No lo que queramos hacer que signifique. Se dice que el significado de las palabras cambia con el tiempo. Reconozco que el significado de las palabras cambia con el tiempo, porque la lengua no es estática. Sin embargo, debo puntualizar que existen palabras que no tienen equivalente etimológico en otros idiomas. Por ejemplo, el caso del vocablo hebreo sche'óhl y los vocablos griegos hadēs, géenna y tártaros. Es un asunto que debemos tener en consideración al interpretar la Biblia. Debemos reconocer que en el proceso caprichoso de querer traducir lo intraducible se pierden los matices. Lamentablemente, la mayoría de las confesiones religiosas han sido taxativas con el vocablo infierno dándole un significado diferente al etimológico. Han relacionado esta palabra con un lugar encendido en llamas al que van las almas de las personas que mueren en pecado, sin haberse arrepentido de sus faltas para sufrir toda clase de penalidades. La mayoría de los lexicógrafos han adoptado y adaptado el pensamiento de las confesiones religiosas del pasado, extraídos del pensamiento socrático, platónico, aristotélico [...]. Es por eso, asumo yo, que los diccionarios seculares y religiosos al definir la palabra infierno la relacionan erróneamente con el vocablo hebreo sche'óhl y los vocablos griegos hadēs, géenna y tártaros. Basado en la semántica adoptada y adaptada del pasado, la mayoría de los cristianos afirman que la Biblia habla del infierno. Para los griegos el equivalente del infierno es el Tártaros. Para el judaísmo el Gehena. Para el pensamiento popular el Inframundo.

No existe ninguna palabra en nuestra lengua que transmita con exactitud el mismo sentido del vocablo hebreo sche'óhl y los vocablos griegos hadēs, géenna y tártaros. Por eso, un buen número de versiones bíblicas castellanas transliteran estas palabras. 

El lexicógrafo William Edwy Vine, en su «Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento» dice en cuanto a uno de estos términos: «la palabra hadēs [...] corresponde con ‘Sheol’ en el Antiguo Testamento. En la Revisión de 1909, de la versión Valera, ha sido desafortunadamente traducido infierno».⁷

La Enciclopedia Collier's aduce con respecto a la palabra infierno, «Puesto que el Seol de los tiempos veterotestamentarios se refería simplemente a la morada de los muertos sin indicar distinciones morales, la palabra infierno, según se entiende hoy día, no es una traducción idónea».⁸

La mayoría de los lingüístas cristianos están de acuerdo en que la semántica dada a la palabra infierno no es la correcta. El contexto en el que ha sido utilizada esta palabra genera matices confusos.

La acepción contemporánea es lo que ha hecho que el vocablo infierno sea una traducción inapropiada de las palabras bíblicas sche'óhl, hadēs, géenna y tártaros al darle una connotación semántica diferente a la etimológica en alusión a un lugar de tormento encendido en llamas.

Algunas confesiones religiosas fundamentalistas dicen que si se hubiese querido dar a entender que el Sche'óhl era una simple sepultura común de la humanidad, se hubiese utilizado sin vacilar en la Septuaginta y en el Nuevo Testamento términos precisos como: [κοινός τάφος της ανθρωπότητας (koinós táfos tès anthròpótètas, «sepultura común de la humanidad»)] o [Αντί της καθολικής πτώματα (antí tès katholikès ptómata, «lugar universal de cadáveres»)] o [κοινή υποδοχή των ανθρώπινων σωμάτων (koinè ypodoxè ton anthròpinòn sòmátòn, «receptáculo común de cuerpos humanos»)], y no uno que diera a entender que la vida no termina en la tumba, sino que se llega a un Hadēs, término griego asociado al lugar de la psychē (el alma), no del cuerpo inerte. Dicho de otro modo: Sche'óhl [gr. Hadēs] «receptáculo de las almas». Kever [gr. Mnēmeion] «receptáculo de los cadáveres/cuerpos», «sepulcro», «sepultura», «abismo», «profundo» «huesa», «fosa», «hoyo». (Disponible en: https://www.elangelveraz.com/2014/10/el-sheol-hades.html?m=1).

Todas las construcciones griegas presentadas arriba parecen sugerir una connotación directa. Sugieren términos gramaticales precisos. Sin embargo, se podría sugerir que el problema no son los vocablos en estudio. El problema ha sido las variantes textuales posteriores que le han dado una connotación diferente a la semántica etimológica de estos vocablos. Cambios semánticos inexplicables que han creado diversidad de pensamiento y confusión.

Esa diversidad de pensamiento trajo consigo diferentes puntos de vista.

PUNTOS DE VISTA

Debo aclarar que los títulos de estos puntos de vista, en su mayoría son un etiquetado personal. 

1. El infierno del ultramundo (infierno clásico). Este punto de vista considera que las almas de los muertos infortunados son llevadas tras su defunción a las profundidades de la tierra. Un lugar ardiente y tenebroso encendido en llamas por todos lados. Los promoventes de este punto de vista afirman que, en ese lugar, todos los impenitentes sufrirán tormento mental eterno. 

El punto de vista tradicional del infierno clásico o ultramundano basa su teoría en pasajes como:

Lucas 16:19-31 «Parábola del rico y Lázaro»

23. En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. 

24. Así que alzó la voz y lo llamó: «Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego.»

28. Para que advierta a mis cinco hermanos y no vengan ellos también a este lugar de tormento». (NVI)

Esta versión bíblica es bastante descriptiva. Al plasmar la palabra infierno la describe como si fuera un lugar de tormento. Pareciera que el infierno y sus tormentos son algo real.

Mateo 5:29

«Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno.» (NVI)

La expresión «arrojado al infierno» parece hacer ver que el infierno es un lugar físico.

Apocalipsis 14:9-11

«Entonces los siguió otro ángel, el tercero, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe una marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino del furor de Dios, que está preparado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero. Y el humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos; y no tienen reposo, ni de día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que reciba la marca de su nombre.» (LBLA)

Algunos sostienen que estos pasajes son la máxima expresión del infierno, es decir, la representación más gráfica del infierno.  

Note las siguientes expresiones: «atormentado con fuego y azufre», «el humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos, no tienen reposo, ni de día ni de noche». «Será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero».

Son expresiones bastante gráficas. Pareciera que el Cordero y los ángeles estuvieran como testigos ante el infierno y sus tormentos.

Mateo 10:28 

«No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir el alma y cuerpo en el infierno.» (NVI)

El último enunciado de este pasaje es bastante gráfico. Pareciera que el infierno es un lugar real. Note, «destrucción del alma y cuerpo en el infierno». Los promoventes del infierno tradicional o clásico aducen que la naturaleza del mismo se indica por la repetida referencia al castigo eterno (Mt 25:46), «fuego eterno» (Mt 18:8; Jds 1:7), «las cadenas eternas» (Jds 1:6), «el pozo del abismo» (Ap 9:2, 11), «las tinieblas de afuera» (Mt 8:12), «la ira de Dios» (Ro 2:5), «la segunda muerte» (Ap 21:8); «eterna perdición», «excluidos de la presencia de Dios» (2 Te 1:9).

2. El infierno cósmico. Este punto de vista afirma que el infierno está situado en el espacio sidéreo dentro de un agujero negro. La idea de que el infierno está en algún lugar en el espacio sideral es basada en Ef 6:12, 1 Pe 3:19 y Jds 1:6.

«Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales.» (Ef 6:12 NTV)

Este punto de vista referencia Efesios 6:12 puntualizando la expresión «en los lugares celestiales». Relaciona a las autoridades del mundo invisible con Satanás, el ángel caído (Lc 10:8) y príncipe de la potestad del aire (Ef 2:2) con los lugares celestiales.

También hace referencia a 1 Pedro 3:19: «en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados» (RVR 1960) y Judas 1:6: «Y a los ángeles que no conservaron su señorío original, sino que abandonaron su morada legítima, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas para el juicio del gran día.» (LBLA)

Se toman las expresiones «espíritus encarcelados» y «prisiones eternas» para inferir que los agujeros negros son las prisiones del infierno. Sus adherentes sostienen la idea de que estos agujeros son lugares de gran calor y presión de los cuales nada, ni siquiera la luz, puede escapar. Por lo tanto, afirman que todos los impenitentes están atrapados en ese lugar de oscuridad. Presos eternamente sin esperanza de escapatoria.

3. El infierno escatológico. Este punto de vista presenta elementos veterotestamentarios del juicio de Dios, para justificar que Jesús los utilizó más tarde para describir el castigo escatológico, es decir, el infierno. Este punto de vista sostiene que el infierno no es otra cosa que el lago de fuego sobre la tierra cuando la misma sea destruida con fuego y azufre. O sea, el término infierno y la expresión lago de fuego son lo mismo (Ap 20:10-15; 21:1 cf. 2 Pe 3:10). Según esta teoría, Dios usará la esfera ardiente como el lugar de tormento eterno para los impíos. 

4. El infierno purificador. Los promoventes de este punto de vista afirman que el fuego del infierno no es literal, sino simbólico. Este fuego purificará a todos por igual. Todo es todo. Todos serán purificados, transformados y salvados. Satanás, será transformado a su estado original: «Querubín perfecto». Así también sus ángeles y todos los impenitentes. Los impenitentes serán restaurados a la perfección como lo era la pareja edénica antes de la caída.

Los promoventes de este punto de vista exponen que Dios «quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad […]» (1 Ti 2: 4-6). «Dios no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 Pe 3:9). «Pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús [...]» (Ro 8:1-2). Este punto de vista aboga por la salvación final de todos los seres del universo tras un juicio con final restaurativo. El propósito de Dios es, según este punto de vista «reconciliar todas las cosas consigo mismo [...]» (Col 1:20)

5. El infierno futuro modificado. Los promoventes de este punto de vista sostienen que el infierno es real. Pero, no existe en el presente, sino que será un evento futuro. La modificación de este punto de vista consiste en que no habrá tormento eterno. Solo será parcial, mientras dure el castigo. 

6. Otro punto de vista aduce que los impenitentes arrojados al lago de fuego no agonizarán ni sufrirán, sino que morirán rápidamente. Satanás y sus ángeles también serán arrojados al lago de fuego, pero no morirán. Este punto de vista sostiene que por ser seres espirituales, o sea, de composición espiritual no física, el fuego no les afectará. No morirán, sino que serán atormentados eternamente.

Los promoventes de la teoría del infierno tratan de justificar sus ideas con la Biblia. Los pasajes escogidos por los adherentes del infierno hacen alusión a palabras y expresiones que parecen denotar la existencia de seres humanos atormentados en un lugar subterráneo encendido en llamas. 

Regresemos a la lectura de 1 Timoteo 6:3-4: «Si alguien enseña ideas extrañas y no está de acuerdo con la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo ni con lo que enseña nuestra religión, es un orgulloso que no sabe nada.» (DHH)

En vista de lo antes expuesto, no cabe duda que hay confesiones religiosas que manipulan las Escrituras de forma creativa para que su doctrina se vea reflejada en la misma. Producen nuevos enfoques como los antes visto, con significados diferentes a lo que el autor bíblico quiso expresar. Los adaptan a su cosmovisión. Lamentablemente, arrastran a otros con sus nuevos enfoques. Pablo exhorta que no seamos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. Que no nos dejemos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad. (Ef 4:14 NTV)

Lamentablemente, hoy día usted ve que cualquier propuesta bíblica que se le presente a los cristianos es aceptada. La mayoría de ellos no auscultan la Biblia. Se conforman con una lectura diagonal. Cuando se proponen propuestas nuevas que no están en armonía con las enseñanzas bíblicas complementarias, las aceptan como sana doctrina. Las aceptan porque lo dijo algún conocido, algún renombrado escritor o teólogo, o simplemente la aceptan como enseñanza impuesta o dogma denominacional.

El finado evangélico Dr. Bob Utley escribió: «Cada uno de nosotros debe caminar en la luz que tiene. Tú, la Biblia y el Espíritu Santo son prioridad en la interpretación. No debes ceder esto a un comentarista.»⁹ Esta verdad está explícita en 1 Juan 2:27 que dice: «Pero ustedes tienen el Espíritu Santo con el que Jesucristo los ha consagrado, y no necesitan que nadie les enseñe, porque el Espíritu que él les ha dado los instruye acerca de todas las cosas, y sus enseñanzas son verdad y no mentira [...]» (DHH)

Por supuesto, al leer la frase «no necesitan que nadie les enseñe» parece sugerir que no dependamos solamente de la enseñanza humana. Se debe hace un balance. Debemos depender de la conducción directa del Espíritu Santo, sin excluir a los demás, siempre y cuando los demás estén de acuerdo con las enseñanzas complementarias de las Escrituras. Si no es así, entonces, no cedamos. Nuestro enfoque debe estar basado en lo que Dios quiere comunicarnos y no en lo que los teólogos o denominaciones religiosas puedan o no interpretar. No olvidemos el principio petrino: «...deben saber que ninguna enseñanza de la Biblia se puede explicar como uno quisiera.» (2 Pe 1:20 TLA)

Ante la propuesta de la teoría del infierno como un lugar de tormento eterno surgen las siguientes preguntas, ¿Realmente, enseñó Jesús la existencia de un lugar de tormento encendido en llamas? ¿Es compatible esta enseñanza con la doctrina de los apóstoles?

Analicemos si esta enseñanza pertenece a la sola scriptura o solo es viento de doctrina.

Algunos en su apoyo a la teoría del infierno aducen que unos doscientos (200) años antes de Cristo, la creencia popular era que en el géenna estaría situado un infierno de fuego para los condenados. El hecho de que esa era la creencia popular no significa que fuera enseñada por Jesús.

Entiendo que los escritores bíblicos hablan del juicio final donde se ha de juzgar a los vivos y a los muertos (2 Ti 4:1; cf. Mt 24 y 25; Mc 13; Lc 17 y 21; Ro 2:5-6; Hb 9:27; Ap 20:11-15). Entiendo que el juicio es una obra extraña de Dios (Is 28:21). Entiendo que en el juicio final los elementos del cielo serán conmovidos y los elementos terrestres serán destruidos con fuego intenso y todas las obras que hay en ellos serán quemadas (2 Pe 3:10; Ap 8:7). Entiendo que la Biblia hace mención del lago de fuego (Ap 19:20; 20:10, 14, 15; 21:8). Entiendo que los impenitentes serán ajusticiados en el lago de fuego, sin embargo, me desentiendo de la idea que el vocablo infierno esté anexado a la expresión lago de fuego como un lugar de castigo. 

El concepto de un infierno ardiente es inferido por la mayoría de las confesiones religiosas. Uno de los ejercicios hermenéuticos propuestos por los promoventes de la teoría del infierno es que Mateo 5:22 diserta que el infierno será a base de fuego, y tendrá por propósito castigar al pecador. Comparan la expresión «fuego del infierno» de Mateo 5:22 con la expresión «lago de fuego» de Apocalipsis 20:15. La deducción es que aquí se da un nombre distinto al castigo final de los impenitentes, denominándolo «lago de fuego» a lo que en Mateo 5:22 el Señor llama «infierno de fuego». Esta inferencia es confusa. La considero confusa porque en Mateo 5:22 la construcción griega es [τὴν γέενναν τοῦ πυρός (ten géennan tou purós, «gehena de fuego» no «infierno de fuego»)]. Al leer la versión RVR 1960 confunden el Gehena mencionado por Jesús, con el vocablo vertido infernus. Me parece que los promoventes de la teoría del infierno manipulan las expresiones «infierno de fuego» y «lago de fuego» como si fueran paralelas. Pero, la lectura sanmateana no es paralela con la lectura apocalíptica. La traducción «infierno de fuego» que aparece en la mayoría de las versiones bíblicas no es correcta. Algunos cristianos se suscriben a la teoría del infierno basado en la interpretación de Mateo 5:22 y Apocalipsis 20:15. Esta interpretación depende, no de claras declaraciones didácticas de la Escritura, sino de una prolongada serie de suposiciones extrabíblicas altamente debatibles.

Todos sabemos que la Biblia es el libro más traducido en el mundo. Se han hecho diversas traducciones debido a la evolución del lenguaje. Siendo que el pensamiento falible está involucrado en este proceso no se descarta errores de traducción.

Usted dirá, pero el ejercicio hermenéutico propuesto por los promoventes del infierno tiene sentido porque la palabra géenna siempre se ha traducido por infernus. Aquí estriba el error. Una cosa es que la palabra géenna haya sido traducida por infernus y otra cosa es su semántica etimológica. El hecho de que se vertió géenna por infernus no cambia nada, porque etimológicamente, un vocablo significa lo que significa, no lo que queramos hacer que signifique. Si lo cambiamos estaríamos manipulando la semántica del vocablo y el contexto del mismo. Géenna es una transliteración del hebreo Gê-hinnōm, no una traducción. Por lo tanto, afirmar que la palabra infernus y géenna es lo mismo, es eisegisar. Es decir lo que la Biblia no dice. Jesús no usó la palabra géenna con este propósito. La doctrina del infierno es un sofisma. Está completamente ausente del currículo didáctico jesuano. Es una idea extraña a la sola scriptura. Ajena a un «Escrito está». 

Entiendo que Jesús no enseñó la llamada doctrina del infierno, ni utilizó un léxico que hiciera alusión al mismo. Sin embargo, de dónde proviene la misma. 

HISTORIA y ETIMOLOGÍA

En cuanto a su etimología, hemos visto que el léxico infierno no forma parte del pensamiento lingüístico hebreo ni arameo ni griego koiné. El vocablo infierno viene del latín infernus que significa «por debajo, subterráneo, inferior». Hace alusión a la «fosa o tumba» donde son puestas las personas muertas que van al descanso.

Los estudiosos aducen que el concepto cristiano del infierno de la mayoría de las confesiones religiosas es basado en las concepciones clásicas grecorromanas poéticas del Háidēs. Los griegos y los romanos creían que estas eran moradas inferiores situadas en el interior de la tierra donde vivían las almas de los muertos. 

En el legado de Jesús y los apóstoles no existe la noción de un infierno ardiente. Es un concepto traído posteriormente de fuentes externas donde se habla metafóricamente como destino de las almas perversas. Con el tiempo el concepto del infierno como lugar ardiente se introdujo en la literatura cristiana. Ideas religiosas y filosóficas como las de Plantón (s. V y IV a. C.) y Aristóteles (s. IV a. C.) fueron de gran influencia en el pensamiento cristiano.

La «Enciclopedia de las Religiones del Mundo -Merriam-Webster (Merriam-Webster’s Encyclopedia of World Religions)», señala que muchos aspectos formales de la religión helenística [...] persisten en las tradiciones judías y cristianas de la actualidad.¹⁰

Siendo que el vocablo infierno no es bíblico, cabe preguntarse, ¿cuándo y cómo se introdujo en la Biblia?

Algunos estudiosos deducen que la palabra infierno se introdujo por primera vez en la Biblia Sacra Vulgata, traducción del sacerdote erudito Jerónimo de Estridón, conocido como San Jerónimo (s. IV). La Biblia Sacra Vulgata es una traducción de la Biblia hebrea y griega al latín. Se dice que le tomó aproximadamente unos veintisiete (27) años a Jerónimo traducir toda la Biblia. La Vulgata fue asignada como la versión estándar de la Biblia en Europa occidental. En el presente existen más de ocho (8) mil manuscritos de esta versión. La Sacra Vulgata traduce hadēs por infernum o inferno o inferus en varios pasajes, por ejemplo, Mateo 11:23, Hechos 2:27 y Apocalipsis 20:13-14. 

▪️ Mateo 11:23: «et tu Capharnaum numquid usque in caelum exaltaberis usque in infernum descendes quia si in Sodomis factae fuissent virtutes quae factae sunt in te forte mansissent usque in hunc diem.»

▪️ Hechos 2:27: «quoniam non derelinques animam meam in inferno neque dabis Sanctum tuum videre corruptionem.»

▪️ Apocalipsis 20:13-14: «et dedit mare mortuos qui in eo erant et mors et inferus dederunt mortuos qui in ipsis erant et iudicatum est de singulis secundum opera ipsorum 14 et inferus et mors missi sunt in stagnum ignis haec mors secunda est stagnum ignis.»¹¹

Un asunto significativo en la biografía de San Jerónimo que los promoventes del infierno ignoran es que Jerónimo «era fiel creyente de la enseñanza del infierno. Sin embargo, para el siglo V estaba convencido de que la enseñanza del infierno no era conciliable con la misericordia de Dios. Lamentablemente, los obispos de su tiempo pidieron que se siguiese defendiendo la doctrina tradicional para que los fieles por temor al castigo del infierno eterno, no cometieran pecados.»¹²

«Existen casi 25000 manuscritos antiguos descubiertos y archivados hasta ahora, de los cuales al menos 5600 son copias y fragmentos en el griego original» (McDowell, The New Evidence that Demands a Verdict, 34-36). Manuscritos que se conservan de los primeros cuatro siglos después de Cristo. Estos manuscritos contienen, aproximadamente 750 mil variantes. Una variante textual es cuando un copista hace alteraciones deliberadas a un texto que reproduce. Los herejes y los copistas ortodoxos tenían acceso a los manuscritos. De acuerdo con su filosofía y creencias religiosas, los copistas en el proceso de copiado y transmisión se tomaban la libertad de hacer cambios intencionales en los manuscritos. Con toda probabilidad algún escriba posterior hiso la interpolación de la palabra latina infernus por géenna como variante sustitutiva. Relacionando el fuego literal que ardía en el géenna con la noción pagana de que los malos, después de morir, reciben un castigo eterno en el infierno, un lugar encendido en llamas. Note que la mayoría de las versiones bíblicas antiguas y algunas modernas utilizan palabras y expresiones en sus textos que se alinean a la noción pagana de que los malos reciben un castigo eterno en un lugar encendido en llamas. Permítame aclarar que muchas lecturas variantes de los manuscritos son valiosas para comprender por qué ocurrieron los cambios textuales en el proceso de copiado y transmisión. 

Las versiones bíblicas predilectas de la mayoría de las confesiones religiosas reconocidas como las más precisas en traducción, vertieron el vocablo sche'óhl, hadēs, géenna y tártaros por el vocablo latino infernus. Otras optaron por ser fiel al texto. Solamente lo transliteran. Puede verificar las palabras en estudio en algunas de las siguientes traducciones bíblicas, como mencioné, consideradas por algunos como las más precisas: Nueva Biblia Estándar Americana (NASB), Amplified Bible (AMP), Versión estándar en inglés (ESV), Versión Estándar Revisada (RSV), Versión Reina Valera (RV), Nueva Versión King James (NKJV), Biblia estándar cristiana (CSB), Nueva versión estándar revisada (NRSV), La nueva traducción al inglés (NET), Nueva versión internacional (NIV), La nueva traducción viviente (NLT), Traducción de la Palabra de Dios (GW), Biblia estándar cristiana Holman (HCSB), Versión estándar internacional (ISV), Biblia en inglés común (CEB). 

En referencia a la Reina Valera catalogada por muchos como infalible e inerrante, expertos en traducción han llegado a la conclusión de que esta contiene más de 20000 errores de traducción. No cabe duda que entre esos errores está la traducción «infierno de fuego» cuando debería ser transliterada «gehena de fuego» sin perder su semántica etimológica. Veamos varios de estos cambios según la Biblia Jerusalen (3ª edición) y la Reina Valera 1960:

▪️ BJ3ª: Mt 5:22 «gehenna de fuego»

▪️ RV 1960: «quedará expuesto al infierno de fuego»

▪️ BJ3ª: Mt 5:29-30 «que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna»

▪️ RV 1969: «y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno»

▪️ BJ3ª: Mt 10:28 «temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehena» cf. Lc 12:5

▪️ RV 1960: «temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno»

▪️ BJ3ª: Mt 18:8-9 «ser arrojado a la gehenna del fuego

▪️ RV 1960: Mc 9:43, 45, 47 «que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego»

▪️ BJ3ª: Mt 23:33 «¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar de la condenación de la gehenna?»

▪️ RV 1960: «¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?»

▪️ BJ3ª: Stg 3:6 «La lengua es también fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo y, encendida por la gehenna, prende fuego a la rueda de la vida desde sus comienzos»

▪️ RV 1960: «inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno»

La Reina Valera vertió el vocablo gehenna por infierno. Sin embargo, los aparatos críticos neotestamentarios transliteran el término, no lo traducen. Esto se debe a que el mismo no tiene equivalente en nuestro idioma. Algunos dirán, pero en otros idiomas sí, por ejemplo, el idioma inglés. La Biblia King James Version traduce «hell». Si la palabra inglesa «hell» traducida al español hubiese conservado su matiz etimológico «escondido, cubierto, oculto» del inglés antiguo o del castellano «por debajo, abajo, inferior» podría ser una traducción admisible de sche'óhl y hadēs. El asunto es que los vocablos sche'óhl, hadēs y géenna no tienen equivalentes. Por eso, se transliteran no se traducen. El significado y concepto dado a estas palabras por las confesiones religiosas es inferido con una semántica etimológica diferente. El cambio no fue por razones gramaticales, sino teológicas.

Para los que desconocen qué es un aparato crítico bíblico, es un Nuevo Testamento griego con extensas notas al pie de las páginas, donde se exponen diferentes variantes textuales en los diversos manuscritos existentes. Veamos la transliteración del sustantivo γέεννα en Mateo 10:28, unos de los pasajes utilizados por los promoventes del infierno.

1. El Nuevo Testamento Griego de las Sociedades Bíblicas Literarias,¹³ registra el sustantivo dativo «γεέννῃ» en ΚΑΤΑ ΜΑΤΘΑΙΟΝ 10:28:

28 καὶ μὴ [a]φοβεῖσθε ἀπὸ τῶν ἀποκτεννόντων τὸ σῶμα τὴν δὲ ψυχὴν μὴ δυναμένων ἀποκτεῖναι· [b]φοβεῖσθε δὲ μᾶλλον τὸν δυνάμενον [c]καὶ ψυχὴν [d]καὶ σῶμα ἀπολέσαι ἐν «γεέννῃ».

2. El aparato crítico del Nuevo Testamento de la Universidad Münster Alemania,¹⁴ registra el sustantivo dativo «γεεννη» en ΚΑΤΑ ΜΑΤΘΑΙΟΝ 10:28:

"και μη φοβεισθε απο των αποκτεννοντων το σωμα την δε ψυχην μη δυναμενων αποκτειναι φοβεισθε δε μαλλον τον δυναμενον και ⸆ ψυχην και ⸆ σωμα απολεσαι εν «γεεννη».

3. El aparato crítico Nestle-Aland Novum Testamentum Graece -NA²⁸,¹⁵ registra el sustantivo dativo «γεεννη» en ΚΑΤΑ ΜΑΤΘΑΙΟΝ 10:28:

καὶ μὴ φοβεῖσθε ἀπὸ τῶν ἀποκτεννόντων τὸ σῶμα, τὴν δὲ ψυχὴν μὴ δυναμένων ἀποκτεῖναι· φοβεῖσθε δὲ μᾶλλον τὸν δυνάμενον καὶ ψυχὴν καὶ σῶμα ἀπολέσαι ἐν «γεέννῃ».

4. El aparato crítico Stephanus New Testament (1550)¹⁶ registra el sustantivo dativo «γεεννη» en ΚΑΤΑ ΜΑΤΘΑΙΟΝ 10:28:

28 και μη φοβηθητε απο των αποκτεινοντων το σωμα την δε ψυχην μη δυναμ ενων αποκτειναι φοβηθητε δε μαλλον τον δυναμενον και ψυχην και σωμα απολεσαι εν «γεεννη».

5. El aparato crítico Westcott-Hort New Testament (1881)¹⁷ registra el sustantivo dativo «γεεννη» en ΚΑΤΑ ΜΑΤΘΑΙΟΝ 10:28:

28 και μη φοβηθητε απο των αποκτεινοντων το σωμα την δε ψυχην μη δυναμενων αποκτειναι φοβεισθε δε μαλλον τον δυναμενον και ψυχην και σωμα απολεσαι εν «γεεννη».

6. El aparato crítico Scrivener New Testament (1894)¹⁸ registra el sustantivo dativo «γεεννη» en ΚΑΤΑ ΜΑΤΘΑΙΟΝ 10:28:

28 και μη φοβηθητε απο των αποκτεινοντων το σωμα την δε ψυχην μη δυναμενων αποκτειναι φοβηθητε δε μαλλον τον δυναμενον και ψυχην και σωμα απολεσαι εν «γεεννη».

7. El aparato crítico Tyndale House Greek New Testament,¹⁹ registra el sustantivo dativo «γεέννῃ» ΕΥΑΓΓΕΛΙΟΝ ΚΑΤΑ ΜΑΘΘΑΙΟΝ 10:28:

28 καὶ μὴ φοβεῖσθε ἀπὸ τῶν ἀποκτεννόντων τὸ σῶμα, τὴν δὲ ψυχὴν μὴ δυναμένων ἀποκτεῖναι· φοβεῖσθε δὲ μᾶλλον τὸν δυνάμενον καὶ ψυχὴν καὶ σῶμα ἀπολέσαι ἐν «γεέννῃ».

Los manuscritos griegos unciales 01, 03 (escritos en mayúsculas, siglo IV - VIII d. C.)²⁰ tienen inscrito el sustantivo dativo «γεεννη».

Los manuscritos griegos Alejandrinos²¹, P⁵², P⁶⁶, P⁷⁵ que se consideran de línea pura (tomado de un solo ejemplar, lo más cercano a los primeros cuatro siglos d. C.) registran el sustantivo dativo «γεεννη».

La traducción de los Septuaginta (LXX) que antecede por doce siglos a las copias más antiguas del texto hebreo que nos han llegado hasta hoy, translitera Γαίεννα (pronunciado Guéenna).²²

El Codex Sinaiticus²³, una colección de manuscritos del siglo IV a. C., registra el sustantivo dativo «γεεννη»

28 και μη φοβιϲθε απο των α ποκτεννοντ ω το ϲωμα την δε ψυχην μη δυναμενων αποκτιναι φοβιϲθε δε μαλλ ο τον δυναμενον και ┬ ψυχην και το ϲωμα απολεϲε ε 29 «γεεννη».

La Biblia Sacra Vulgata (382 d. C.)²⁴ translitera el sustantivo gehennam en Matthaeus 10:28:

«et nolite timere eos qui occidunt corpus animam autem non possunt occidere sed potius eum timete qui potest et animam et corpus perdere in gehennam».

La versión «Sagradas Escrituras, 1569» traduce γέεννα géenna como «quemadero». Deja su significado original: «Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al quemadero.»²⁵

Otras versiones transliteran «gehenna»: «La Palabra (España) 2010», «La Palabra (Hispanoamericana) 2010», «Amplified Biblia, Classic Edition», «Complete Jewish Bible», «Diciples' Literal New Testament», «New American Bible (Revised Edition)», «New Catolic Bible», «New Testament for Everyone», «Ortodox Jewish Bible», «Tree of Life Version», «World English Bible», «Youngs Literal Translation».²⁶

Evidentemente, los aparatos críticos mantienen el léxico γέεννα no infernus, ni infernum, ni inferus. Manuscritos antiguos, versiones antiguas y modernas transliteran las palabras sche'óhl y hadēs tal como están escritas para no alterar su significado. ¿Cuál significado? Lugar o morada de los muertos (fosa o tumba). Lugar de descanso. No de miedo ni tormento. Itero, el cambio no fue por razones de gramaticales, sino teológicas. La creencia de la teoría del infierno como castigo es un concepto humano no divino. Es un argumento perceptivo adaptado a la cosmovisión bíblica del creyente. El sustantivo latino infernus es una interpolación posterior con una semántica etimológica diferente. Como hemos visto, no ha sido suficiente el que los aparatos críticos, algunas versiones antiguas y modernas hayan hecho una transliteración de los vocablos estudiados para eliminar toda la propaganda confusa y falsa de un lugar subterráneo encendido en llamas para castigar eternamente a los que no aceptan el plan salvífico.

Hechos históricos evidencian que en el siglo VI comenzó a aparecer en la literatura cristiana el concepto de condena eterna con el obispo San Agustín de Hipona: «Uno de los principios fundamentales del pensamiento neoplatónico adoptado por el obispo San Agustín, fue que los seres humanos poseen un alma inmortal. Este fue un paso crucial en el desarrollo de la idea de que los incrédulos podrían ser confeccionados para soportar el tormento eterno en el infierno».²⁷

Al vocablo latino infernus se lo relacionó con las concepciones clásicas grecorromanas poéticas del Hadēs. Como se dijo anteriormente, los griegos y los romanos creían que estas moradas inferiores situadas en el interior de la tierra era donde vivían las almas de los muertos. Como vemos, la enseñanza del infierno no es bíblica, sino un concepto de origen pagano adoptado por la mayoría de la confecciones religiosas que sostienen, irónicamente, que la sola scriptura es su única regla de fe. 

No me parece que Jesús haya tomado la imagen del Gehena con el propósito de ilustrar un lugar de tormento encendido en llamas para lanzar allí a los impenitentes a sufrir un castigo eternamente. Es cierto, la noción bíblica es que en el Valle Gê-hinnōm se hacían sacrificios humanos. Los cananeos ofrecían sacrificios humanos al dios fenicio del fuego מֹלֶךְ‎ Mōlek o Mōloc. El rey Acaz, sacrificó a sus hijos, los hizo pasar por fuego (2 Cro 28:3). Lo mismo hizo el rey Manasés (2 Cro 33:6). Jeremí­as profetizó un gran juicio contra Jerusalén por ese horrendo pecado (Jr 7:32; 19:1-6). Los reyes devotos hicieron esfuerzos para eliminar ese culto idolátrico (2 Re 23:10; Jr 7:31; 32:35), pero la adoración a מֹלֶךְ‎ Mōlek o Mōloc no fue anulada hasta el cautiverio babilónico. Cuando los israelitas regresaron a su tierra, pactaron con Dios, y se dedicaron a adorarle solamente a Él. Al pasar el tiempo, el Valle Gê-hinnōm fue convertido en un tiradero de basura para evitar que esa práctica volviera a repetirse. Parece ser que la imagen de los cadáveres lanzados al fuego, inspiró el concepto teórico del infierno que la mayoría de las confesiones religiosas cree. Sin embargo, permítame dilucidar que el concepto teórico del infierno es erróneo y manipulativo. En primer lugar, es sabido que el Gehena es comparado con el Valle Gê-hinnōm, pero en el tiempo de Jesús no se lanzaban seres humanos vivos en el Gehena, sino cadáveres. Por lo tanto, el Gehena no era un lugar de tormento consciente como se quiere hacer saber. En segundo lugar, no existe evidencia bíblica de algún paralelo entre los vocablos géennan e infernus para argumentar que Jesús enseñó el concepto teórico del infierno. La semántica de estos vocablos es completamente diferente: infernus era la tumba, fosa, lugar donde descansan los muertos, géennan era un basurero. La semántica etimológica del vocablo no tiene nada que ver con un lugar de tormento encendido en llamas. Itero, no fueron razones de gramática las que produjeron este cambio erróneo, sino teológicas. La noción de un infierno ardiente solo es viento de doctrina. Nunca estuvo en el pensamiento jesuano ni en el pensamiento de los apóstoles. Es un invento manipulativo, eisegizado de los textos bíblicos donde aparece el vocablo Gehena (Mt 5:22, 29-39; 10:28; 18:8-9; 23:15, 33; Mc 9:43, 45, 47; Lc 12:5; Stg 3:6). El infierno es un invento manipulativo adoptado y adaptado a la cosmovisión bíblica de la mayoría de las confesiones religiosas.

Ni Jesús, ni el cristianismo primitivo evidencia la enseñanza de un lugar encendido en llamas llamado infierno. Los promoventes de la teoría del infierno aducen que Jesús predicó a los espíritus encarcelados en el infierno. Aducen que las mismas Escrituras sustentan la idea que Jesús entró al infierno. Citan Salmos 16:10 según la traducción King James para sostener su teoría, «For thou wilt not leave my soul in hell.» «Pues no dejarás mi alma en el infierno.» Acuden a Hechos 2:31 para enunciar que el alma de Jesús no fue dejada en el infierno. Recurren a 1 Pedro 3:19 para alegar que Jesús predicó a los espíritus encarcelados, o sea, a la gente. Presentan Efesios 4:9 para disertar que Jesús descendió primero a las partes más bajas de la tierra antes de su ascención. Ninguno de estos pasajes apoya la teoría que Jesús haya ido a un lugar encendido en llamas, el supuesto infierno. Es más, la Biblia registra la resurrección de varias personas. Por ejemplo, el hijo de la viuda de Sarepta (1 Re 17:17-24). El niño sunamita (2 Re 4:32-37). El hombre que resucitó en la tumba de Eliseo (2 Re 13:20, 21). Varios santos en Jerusalén (Mt 27:50-53). El hijo de una viuda de Naín (Lc 7:11-15). La hija de Jairo (Lc 8:41, 42, 49-56). Lázaro (Jn 11:38-44). Tabita (Dorcas) (He 9:36-42). El joven Eutico (He 20:7-12). Por supuesto, Jesús (Mc 16:1-8). En ningún momento se escuchó a Jesús y a los demás hablar de un lugar encendido en llamas de fuego. La Biblia no registra que hayan pasado por algún tipo de experiencia semejante. No testificaron porque no tenían nada que contar. 

La teoría del infierno no forma parte de la teología bíblica. Es un inferimiento posterior de las confesiones religiosas que insisten que Jesús enseñó y relacionó el supuesto infierno con el lago de fuego apocalíptico. La Biblia no apoya el infierno del cristianismo, ni al inframundo de las religiones paganas. Todos los argumentos para justificar la teoría del infierno son erróneos. Insisto, el cambio del vocablo latino infernus «infierno», al vocablo hebreo שְׁאוֹל «Sche'óhl» y los vocablos griegos Ἅιδης «Háidēs», Γέεννα «Géenna», Τάρταρος «Tártaros» y ψυχή «psykhḗ» no tiene nada que ver con razones lingüísticas gramaticales, sino teológicas que las organizaciones religiosas han acomodado a su cosmovisión.

LA EXPRESIÓN LAGO DE FUEGO 

¿Qué podemos decir en cuanto a la expresión lago de fuego? Muchas confesiones religiosas aducen que el lago de fuego y el infierno son lo mismo. Esta expresión es mencionada en Apocalipsis 19:20; 20:10, 14, 15; 21:8. Juan aduce que el castigo de los impenitentes será en el lago de fuego. Con toda probabilidad este lago se formará por el fuego que caerá del cielo sobre la superficie de la tierra, que se convertirá en un mar de llamas, el cual consumirá a los impenitentes, aniquilará el pecado y purificará la tierra (Sof 3:8; 2 Pe 3:7, 10, 12; Ap 20:9). La función del lago de fuego es purgar la creación de Dios del pecado y sus efectos. No es para castigar ni torturar eternamente. Las confesiones religiosas promoventes de la teoría del infierno deberían enfocarse más en el mensaje apocalíptico 20:15: «el que no se halló inscrito en el libro de la vida» que en la frase «fue lanzado al lago de fuego» porque si fallas en la primera, pierdes en la segunda. Lamentablemente, los teólogos del atemorizamiento se han enfocado más en la segunda frase. 

FUNCIÓN DEL ΓÉEΝΝΑ EN LA BIBLIA

El único pasaje bíblico que describe la función del géenna es el pasaje antes mencionado como ejemplo, Mateo 10:28. Este es uno de los pasajes base de los promoventes de la teoría del infierno. Según este pasaje, ¿cuál es la función del géenna? Su función consiste en la destrucción del alma y cuerpo, o sea, destrucción de la vida como un todo.

«No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir el alma y cuerpo en el infierno.» (NVI) 

Una lectura diagonal de este pasaje puede sugerir que el alma es inmortal, observe: «no pueden matar el alma». Sin embargo, la próxima parte del pasaje dice: «al que puede destruir el alma». Tremendo dilema para los teóricos del infierno. Mateo 10:28 presenta un pequeño detalle «el que puede destruir el alma». Por una parte el alma parece inmortal, por otra parece mortal. Pues Ezequiel ya se había pronunciado al respecto «el alma que pecare esa morirá» (Ez 18:20).

Mateo 10:28 hace mención de los sustantivos griegos σῶμα sōma y ψυχή psychē. La RVR 1960 traduce sōma como cuerpo y psychē como [alma?]. El sustantivo psychē tiene un amplio campo semántico. Viene de [ψύχω (psychō «respirar» «soplar» del hebreo [נֶפֶשׁ (nephesh «ser viviente». Nada que ver con entidades abstractas e inmateriales extraídas de los filósofos griegos Platón, Aristóteles, Pitágoras entre otros. La realidad es que la palabra [alma?] no forma parte del pensamiento lingüístico hebreo ni arameo ni griego koiné. Es una interpolación tardía al texto sagrado. En adición, la palabra nephesh viene de la raíz acadia antigua napishu o napishtu que significa «respiración». Hace referencia al ser vivo: tanto a humanos como a animales. Viene del verbo naphash que significa «respirar». Hace alusión a la persona completa, a saber, su cuerpo, sentidos, emociones, deseos, sentimientos. Nada de dualismo platónico. El término [alma?] interpolado en los manuscritos posteriores ha sido una pésima elección para el vocablo nephesh.

Cuando analizamos el pasaje de Mateo 10:28 lo menos que percibe el contexto es la enseñanza de un lugar de tormento ardiendo en llamas. Veamos lo que presenta el autor bíblico: en Mateo 10:1-27 el autor presenta la elección y misión de los discípulos. En los vv. 2-4 presenta la elección. En los vv. 5-8 se comisiona la misión: «Vayan y anuncien que el reino de los cielos se ha acercado» (v. 7 DHH). En los vv. 9-17 los discípulos son instruidos. En los vv. 16-25 se les advierte que serán perseguidos. En los vv. 26-27 se les da palabras de aliento y fortalecimiento para la misión. El relato sanmateano no sugiere la enseñanza errónea de un lugar de tormento ardiendo en llamas. Ese pensamiento nunca estuvo en la mente de Jesús ni los discípulos. Solamente está en la mente del predicador atemorizante cuya eiségesis pasó por alto la misión que el reino de los cielos se había acercado por medio de Cristo Jesús (Mt 10:7). La noción errónea de un lugar de tormento eterno ardiendo en llamas está solamente en la mente del predicador atemorizante para persuadir a otros: «si no te arrepientes te quemarás en el infierno». 

Una mejor traducción para el texto sanmateano es la siguiente: «No tengan miedo de la gente que puede destruir el cuerpo, pero no la vida que está en ustedes. Más bien, teman a Dios, que tiene el poder de destruirlos totalmente en el Gehena.» (TLA). Mencionamos que la función del Gehena consistía en la destrucción del alma y cuerpo, o sea, destrucción de la vida como un todo. No cabe duda que la expresión «Destruirlos totalmente en el Gehena» era conocida para los oyentes de Jesús. Me parece que el concepto de un lugar de tormento eterno relacionado con el basurero geheno es erróneo y manipulativo. Todo lo que se arrojaba allí era consumido por el fuego. Entiendo que el Gehena pudiera ser un símbolo de destrucción eterna, o sea, de muerte eterna, no de tormento eterno.

En síntesis, el término Γέεννα géenna particularmente se encuentra en las disertaciones de Jesús con excepción de Santiago (ver Mt 5:22, 29-39; 10:28; 18:8-9; 23:15, 33; Mc 9:43, 45, 47; Lc 12:5; Stg 3:6). O sea, fuera de Jesús, el Gehena solo vuelve a mencionarse una vez más en la carta  santiagués (3:6) de forma metafórica para referirse al poder destructor de la lengua. El nombre géenna es una transliteración del hebreo gēhinnṓm. Algunos creen que los ejercicios sacrificiales de Gê-hinnōm se practicaban también en el Gehenna de los tiempos de Cristo, sin embargo, esa práctica había sido abolida mucho antes. Gehenna es solamente un tiradero de basura. Cristo lo utilizó como referente para ilustrar algo con relación al fuego, a saber, que todo sería destruído por la acción del fuego. En el juicio final todo será consumido por el fuego. Es lo que dista la Biblia. 

Atendido el concepto lingüístico del vocablo latino Infernus, el vocablo hebreo Sche'óhl y los vocablos griegos Háidēs, Géenna y Tártaros, pasaremos a ver algunos datos históricos contemporáneos relacionados con la enseñanza de la teoría del infierno.

DATOS HISTÓRICOS CONTEMPORÁNEOS DE LA ENSEÑANZA DEL INFIERNO

Datos históricos revelan que la enseñanza del infierno ha sido más enfática dentro de los predios del catolicismo que cualquier otra denominación religiosa. Tanto así que para el siglo (6.º) sexto la iglesia católica estableció la existencia del infierno, y dijo que sus sufrimientos eran eternos. Para el siglo (12.º) duodécimo lo impuso como dogma. Para el siglo (15.º) decimoquinto declaró que quien no se convierta a la fe católica será abrazado por el fuego del infierno.

En el presente, las cosas han dado un giro sorprendente. En sus últimas declaraciones, por cierto, muy reveladoras con respecto al dogma del infierno, el argentino Jorge Mario Bergoglio, quien funge en el pontificado de la Sede Vaticana como el papa Francisco (hasta el momento de este escrito), adujo y cito textualmente: «A través de la humildad, la introspección y la contemplación orante hemos adquirido una nueva comprensión de ciertos dogmas. "La iglesia ya no cree en un infierno literal, donde la gente sufre. Esta doctrina es incompatible con el amor infinito de Dios". Dios no es un juez, sino un amigo y un amante de la humanidad. Dios, busca no para condenar, sino para abrazar. Vemos el infierno como un recurso literario. El infierno no es más que una metáfora del alma aislada, que al igual que todas las almas en última instancia, están unidos en amor con Dios. El padre Héctor Lugo, ministro provincial de los franciscanos en Colombia (hasta el momento de este escrito) aduce: "El concepto del infierno sí existe, pero no como la mayoría lo imagina. El infierno no es un sitio, sino una situación que se vive. Lo que propiciaría llegar a ese infierno es rechazar a Dios y no seguir las enseñanzas del evangelio: actuar de manera egoísta, avara, prepotente". Carlos Novoa, jesuita y doctor en teología dice: "Hay dos paradigmas: el de la vida eterna, que sería el cielo, y el de la muerte eterna, es decir, el infierno. Si dejo invadir mi vida por el amor de Dios y vivo conforme a las enseñanzas del evangelio, su existencia permanece para siempre en la vida. La muerte eterna es optar por el mal y hacerles daño a los demás, como sucede con los que roban, matan y se guían por el egoísmo"».²⁸

La tesis en síntesis de Francisco, y de algunos teólogos católicos, expone que el infierno es un recurso literario, una metáfora. Expresa que el infierno eterno es la eterna separación de Dios. No se considera el infierno como un lugar físico, sino un estado de sufrimiento en la tierra, es decir, una situación que se vive en el presente. Los papas que le precedieron a Francisco, ya habían sepultado el dogma del limbo y matizaron ampliamente el purgatorio. Ahora lo hacen con el infierno. ¡Cambios sorprendentes!

En el presente, a pesar de los cambios idiológicos inesperados del papa Francisco y algunos teólogos católicos, la mayoría de las confesiones religiosas que se desligaron de la iglesia católica y que irónicamente sostienen que la sola scriptura es su única regla de fe, han adoptado el dogma tradicional católico del infierno. 

Hay una declaración que dice: Bíblicamente, el infierno es «el lugar y el estado de castigo y destrucción, con fuego eterno en la segunda muerte, para los que rechazan a Dios y la salvación en Jesucristo [...] Jesús, usó los fuegos de Hinom como representación del fuego del infierno (Mateo 5:22; 18:9). De modo que los fuegos de Hinom simbolizaban el fuego consumidor del último juicio. Él declaró que era una experiencia que iba más allá de la muerte (Lucas 12:5) y que el infierno destruiría tanto el cuerpo como el alma (Mateo 10:28).»²⁹

Observe lo que expresa esta declaración:

▪️ «Bíblicamente, el infierno es [...]». Note que dice bíblicamente. Basado en el concepto lingüístico del término, el léxico infierno no forma parte del pensamiento lingüístico hebreo ni arameo ni griego koiné. El vocablo infierno viene del latín infernus que significa por debajo, subterráneo, inferior. Hace alusión a la tumba, a la fosa, al lugar donde descansan los muertos. La semántica etimológica del vocablo no sugiere que el mismo tenga que ver con un lugar de tormento encendido en llamas. Por lo tanto, cabe preguntar, ¿De dónde las confesiones religiosas sacan todas estas ideas? ¿A qué le llaman infierno? ¿Por qué insisten decir lo que la Biblia no dice?

Sigamos auscultando esta declaración:

▪️ «El lugar y el estado de castigo y destrucción, con fuego eterno en la segunda muerte, para los que rechazan a Dios y la salvación en Jesucristo». A la palabra infernus se le da la connotación de un lugar encendido en llamas. Un lugar de castigo. Reitero, basado en el concepto lingüístico del término, el léxico infierno no forma parte del pensamiento lingüístico hebreo ni arameo ni griego koiné. El vocablo infierno viene del latín infernus que significa por debajo, subterráneo, inferior. Hace alusión a la tumba, a la fosa, al lugar donde descansan los muertos. La semántica etimológica del vocablo no sugiere que el mismo tenga que ver con un lugar de tormento encendido en llamas. Por lo tanto, cabe preguntar, ¿De dónde las confesiones religiosas sacan todas estas ideas? ¿A qué le llaman infierno? ¿Por qué insisten decir lo que la Biblia no dice?

Observe esta otra expresión:

▪️ «Para los que rechazan a Dios y la salvación en Jesucristo». Esta expresión presenta a un Dios tirano, pendiente a castigar al que no acepta su ayuda salvífica. Muestra a un Dios molesto, violento, guerrero, airado, celoso, vengativo, punitivo. Percibe el carácter de un Dios colérico que fácilmente se indigna y que está dispuesto a destruir a aquellos que le rodean si no actúan de acuerdo a su voluntad. Lamentablemente, algunos predicadores de la teoría del infierno, sin darse cuenta, están presentando una mala imagen de Dios. Otros intencionados, es decir, los predicadores del atemorizamiento lo hacen para que las personas se asusten y acepten a Dios. Como si Dios dijera, si no aceptan mi plan salvífico los quemaré en el infierno. De hecho, es lo que se predica en las iglesias evangélicas y pentecostales: «si no te arrepientes te quemarás en el infierno». 

Observe esta comparación:

▪️ «Jesús usó los fuegos de Hinom como representación del fuego del infierno». Note que dice «Jesus usó...» es una deducción taxativa. Observe que enuncia «Fuego del infierno». La construcción griega es [τὴν γέενναν τοῦ πυρός (ten géennan tou purós, «gehena de fuego» no «infierno de fuego»)]. Los promoventes de la teoría del infierno relacionan la palabra infernus con un lugar encendido en llamas. Insisto, basado en el concepto lingüístico del término, el léxico infierno no forma parte del pensamiento lingüístico hebreo ni arameo ni griego koiné. El vocablo infierno viene del latín infernus que significa por debajo, subterráneo, inferior. Hace alusión a la tumba, a la fosa, al lugar donde descansan los muertos. La semántica etimológica del vocablo no sugiere que el mismo tenga que ver con un lugar de tormento encendido en llamas. Por lo tanto, cabe preguntar, ¿De dónde las confesiones religiosas sacan todas estas ideas? ¿A qué le llaman infierno? ¿Por qué insisten decir lo que la Biblia no dice?

Observe esta otra expresión:

▪️ «El infierno destruirá tanto el cuerpo como el alma». Observe, ¿el infierno destruirá? Otra vez se relaciona la palabra infernus con un lugar encendido en llamas. Insisto, basado en el concepto lingüístico del término, el léxico infierno no forma parte del pensamiento lingüístico hebreo ni arameo ni griego koiné. El vocablo infierno viene del latín infernus que significa por debajo, subterráneo, inferior. Hace alusión a la tumba, a la fosa, al lugar donde descansan los muertos. La semántica etimológica del vocablo no sugiere que el mismo tenga que ver con un lugar de tormento encendido en llamas. Por lo tanto, cabe preguntar, ¿De dónde las confesiones religiosas sacan todas estas ideas? ¿A qué le llaman infierno? ¿Por qué insisten decir lo que la Biblia no dice?

▪️ «Destruirá tanto el cuerpo como el alma». Mencioné que la versión RVR 1960 traduce el sustantivo griego σῶμα sōma como cuerpo y ψυχή psychē como [alma?]. Aduje que el sustantivo psychē viene de ψύχω psychō «respirar», «soplar». En el hebreo bíblico existe la palabra נֶפֶשׁ nephesh «ser viviente» y נְשָׁמָה neshamáh «aliento de vida». Neshamáh, es la fuerza vital que anima al cuerpo y se manifiesta en la respiración, movimiento pulmonar. Literalmente, significa «vida», o sea, que posee vida o aliento de vida. Se dilucidó que la palabra [alma?] no forma parte del pensamiento lingüístico hebreo ni arameo ni griego koiné. Es una pésima traducción de nephesh interpolado posteriormente. En cuanto a la dicotomía cuerpo y alma (dualismo platónico), el ser humano no tiene un cuerpo es «cuerpo». No tiene un alma, es un «ser viviente». Básicamente, la creencia en el infierno se fundamenta en la inmortalidad del alma, y la inmortalidad del alma se fundamenta en el dualismo cuerpo-espíritu, es decir, según esta creencia tenemos un cuerpo mortal y un alma inmortal (Alma inmortal -«Uno de los principios fundamentales del pensamiento neoplatónico adoptado por el obispo San Agustín, fue que los seres humanos poseen un alma inmortal. Este fue un paso crucial en el desarrollo de la idea de que los incrédulos podrían ser confeccionados para soportar el tormento eterno en el infierno». Cuando usted lee 1 Tesalonicenses 5:23 se encuentra con la expresión «espíritu, alma y cuerpo». Las confesiones religiosas perceptivas infieren una tricotomía platónica en la construcción griega [τὸ πνεῦμα καὶ ἡ ψυχὴ, καὶ τὸ σῶμα (to pneuma kai he psychē, kai to sōma, «espíritu, alma y cuerpo»)] (1 Te 5:23), pero esta construcción no parece indicar que Pablo, está describiendo la estructura metafísica del ser humano. El apóstol no habla de un ser tripartita (compuesto por entidades separadas /espíritu/- /alma/- /cuerpo/). Lo que parece sugerir la sintáctica de este pasaje es un ser total manifestándose en tres formas distintas. Mi dilucidar es que, los términos griegos generalmente traducidos como «espíritu, alma y cuerpo» son solamente formas alternativas para describir a la persona humana como un todo. Esto queda claramente expresado sintácticamente por los términos ὁλοτελής, holotelḗs «totalmente» y ὁλόκληρος holóklēros «entero» ya que ambos adjetivos aluden a su totalidad. La Biblia presenta al ser humano como un ser total (indivisible) cuya absoluta unidad se manifiesta en tres formas, esto es: πνεῦμα pneuma «espíritu», o sea, el aliento de vida (נְשָׁמָה neshamáh) de Dios, que da ψυχὴ psychē «vida» al σῶμα sōma «cuerpo» (Ge 2:7). Me parece que este pasaje es el primero en describir detalladamente cómo surge la vida humana. El relato genesiano aduce que Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida (נְשָׁמָה neshamáh), y fue el hombre un (nephesh o néfesh «ser viviente»). El relato bíblico no registra que cuando la figura de barro fue insuflada, entrara un ente extraño (lo que algunos llaman alma). Sencillamente, dice que Dios insufló aliento de vida (נְשָׁמָה neshamáh) en la nariz de la figura de barro, entonces, vino a ser un (néfesh «ser viviente»). El relato genesiano no registra que el hombre llegó a ser un ser inmortal. La vida del ser viviente es consecuencia de la unión entre el polvo de la tierra y el aliento de vida (נְשָׁמָה neshamáh); no hay evidencia bíblica que sugiera que esa vida precede a dicha unión. La paráfrasis de la versión Nueva Biblia Viva, lo explica de manera sencilla para los entendidos: «Entonces Dios el Señor formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz el aliento de vida. Fue así como el hombre se convirtió en un ser vivo» (Ge 2:7 NBV). Podríamos decir que es la combinación de estos elementos, lo que hace que el hombre exista, por lo tanto, el ser viviente es un ente compuesto por el cuerpo físico, y la vida de Dios o el aliento de Dios (נְשָׁמָה neshamáh). El Tanaj traduce: «Formó [Vayyitser- יוצר ] Hashem Elokim con el ET [ ת א ] al HaAdam [al hombre] del polvo de la tierra [adamah] y naphach [sopló] neshamah [alma superior de chayim], y el hombre se convirtió en un nephesh [alma] viviente [vayyitser Hashem Elokim Et-haAdam afar minhaadama vayipach venaphach neshamah chayim vayehi haAdam lenefesh chaya:]» (Ge 2:7, El Tanaj). Al parecer, los traductores del Tanaj, influenciados por el helenismo traducen néfesh como [alma?] viviente. Interpolan la palabra [alma?] en el texto. Etimológicamente, el término «aliento de vida» corresponde al término original nishmat hayim. Nishmat es el estado construido de neshamá «aliento» y chayim o hayim es el plural de haya «vida». Los vocablos néfesh y psychē no sugieren la capacidad de existir independientemente del cuerpo ni se le identifica como una entidad inteligente. La mayoría de las confesiones religiosas han tomado los conceptos básicos del platonismo para definir la palabra néfesh erróneamente como [alma?]. A su vez conceptuan el [alma?] como un ente etéreo encarcelado en el cuerpo. Según este concepto, cuando la persona muere, el [alma?] se desprende del cuerpo como una entidad superior y separada del mismo. Lo que denota que el cuerpo es mortal pero el [alma?] es divina (inmortal). La mayoría de las confesiones religiosas perceptivas afirman que el [alma?] es naturalmente incorruptible; que posee vida propia para la cual se basta a sí misma. Según el pensamiento mosaico la néfesh, o sea, el ser viviente no es eterno, es decir, tuvo su comienzo neshamáh «aliento de vida» (Ge 2:7) y tendrá su fin «...hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado, pues polvo eres, y al polvo volverás» (Ge 3:19). De acuerdo con Salomón, el aliento o soplo de vida tendrá su fin: «Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu [soplo de vida, רוּחַ rûwach, viento; por semejanza aliento, James Strong's] vuelva a Dios que lo dio» (Ecc 12:7). Este versículo sugiere que el ser viviente deja de existir en la muerte física, ya que sin el cuerpo el [alma?] no existe, puesto que el [alma?] aparecía luego de una unión entre el cuerpo y el neshamah proveniente de Dios. En Génesis 2:7 vemos el proceso creador de Dios, en Eclesiastés 12:7 vemos el proceso a la inversa. Este autor lo explica de la siguiente manera, «En la creación la chispa de la vida fue dada de parte de Dios, que es llamado neshamah, aliento; no néfesh, alma; en la muerte, la vida retorna a Dios. La muerte es la cesación de la vida. Al morir, el hombre deja de ser un alma viviente. Sin la carne, no hay alma. Sin el aliento no hay alma. Es que el hombre es un alma, no tiene una».³⁰ 

Buena explicación. Aunque entiendo la línea de pensamiento del autor, no concuerdo con la la expresión «el hombre es un [alma?]». Prefiero la expresión «un ser viviente» para evitar confusión. Si queremos hablar con propiedad, entonces, hay que prescindir de la palabra [alma?].

Podemos sintetizar lo siguiente: la creencia de que tenemos un cuerpo mortal es bíblica, pero la creencia de un [alma?] inmortal no es consona con la Biblia. Bíblicamente, ningún ser humano posee un [alma?] inmortal. Algunas confesiones religiosas basadas en una interpretación incorrecta de Eclesiastés 3:11 aducen que el [alma?] es eterna. Disertan que Salomón, escribió que el Señor «sembró la eternidad en el corazón humano» (Ecc 3:11 NTV). Estos biblistas parecen entender que la palabra «sembrar» (NTV) o «poner» (NVI) alude a que el [alma?], que ya existía (según ellos), fue provista en la creación del hombre. Una lectura diagonal del texto deduciría lo antes expuesto, pero el contexto no lo sugiere. En la construcción hebrea de este pasaje encontramos el sustantivo [עוֹלָם (ʻôwlâm 'Olam «eterno»)]. Aunque 'Olam se traduce como eterno, tiene un amplio campo semántico, por ejemplo, signica: siempre, antiguo, permanencia, eterno, alguna vez, por siempre, para siempre, duradero, largo, nunca, viejo, perpetuo, tiempo, veces, mundo, etcétera. Hay que ver el texto en su contexto. Demos lectura al mismo según la versión Nueva Traducción Viviente: «Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin». De acuerdo con la sintaxis del pasaje, hay algo que está en el hombre. Otra versión reza: «Dios ha puesto el mundo en sus corazones» (JBS). La traducción correcta sería, «Dios ha puesto la eternidad ('Olam) en sus corazones». Lo que el contexto pudiera estar sugiriendo es que, hay algo puesto en el ser humano. En eso estamos claro. Pero, lo puesto en el ser humano no es un [alma?], sino el sentido del infinito en su corazón. Me parece que el objeto en este pasaje no es el hombre, sino Dios. El ser humano en su interior tiene el sentido de la eternidad venidera. Nuestra esperanza. Este pasaje no sugiere que el ser humano tenga un [alma?] eterna. La Biblia no se contradice. De acuerdo con Salomón, el aliento o soplo de vida tendrá su fin: «Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu [soplo de vida, רוּחַ rûwach, viento; por semejanza aliento, James Strong's] vuelva a Dios que lo dio» (Ecc 12:7). Reitero, el ser humano no tiene un [alma?] eterna. Pablo, diserta que Dios dará vida eterna a los que perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad (Ro 2:6-8). Observe, el verbo [ἀποδίδωμι (apodídōmi es un futuro de indicativo, se traduce «dará, pagará», Ro 2:6)] y el verbo [ζητέω (zētéō es un presente activo, se traduce «los que buscan» en este caso «la inmortalidad» Ro 2:7)]. Estos pasajes sugieren que el ser humano no tiene un [alma?] inmortal. Observe este otro pasaje: «Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.» (1 Cor 15:53). Cuando Jesús, regrese por los suyos, lo mortal se revistirá de inmortalidad. Esta metamorfosis se debe a que no poseemos un [alma?] inmortal. La Escritura no concibe una parte inmortal del ser humano. Sólo Dios, posee inmortalidad (1 Ti 6:14-16), y la concederá a quienes creen en él en ocasión de la primera resurrección (1 Cor 15:51-54). A los creyentes platónicos y aristotélicos que afirman que el alma es inmortal los refiero a Ezequiel 18:20: «El alma (נֶפֶשׁ nephesh) que pecare esa morirá (מוּת mûwth) [...]». La Biblia es clara cuando afirma que Dios es el único que posee inmortalidad (1 Ti 1:17; 6:16) y la concederá a quienes creen en él en ocasión de la primera resurrección (1 Cor 15:51-54). Vemos que la semántica dada a nephesh por los promotores del infierno no tiene que ver con razones lingüísticas gramáticales, sino teológicas para acomodarla a su cosmovisión.

Hemos visto que ni el ser humano, ni aquello a lo que le llaman [alma?] es inmortal. Permítame dilucidar lo siguiente, en Génesis 2:16-17 el relato genesiano diserta una orden «no comerás». No había nada malo en el fruto. Todo lo que Dios había creado era bueno: «Y Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno» (Ge 1:31). Por lo tanto, el asunto, en esencia, no era el fruto, sino la obediencia. Como dice Alberto R. Timm «Hay cosas que no son ni malas ni incorrectas en sí, pero Dios las ha elegido como prueba de obediencia». Cabe señalar que la obediencia no es optativa. Por qué traigo este punto a colación. Fíjese en las palabras del Señor: «Ciertamente morirán» (Ge 2:16-17, RVR 1960), pero Satanás lo contradice: «Ciertamente no morirán» (Ge 3:4 RVA 2015). Se podría decir que esta mentira provocó el desliz de Eva, pero la decisión estaba en sus manos. Ella aceptó la propuesta del crótalo: «serás como Dios, sabiendo el bien y el mal» (Ge 3:5). Ser como Dios, implica muchas cosas, entre ellas: ser inmortal. La inmortalidad es un atributo entitativo (natural) de Dios. Satanás, deseó tener ese atributo. Él deseaba ser semejante al Altísimo (Is 14:13-15). Las palabras del crótalo «no morirás», o sea, el asunto del alma inmortal natural sigue en la mente de muchos cristianos, pero la Biblia afirma que la paga del pecado es la muerte (Ro 6:23; cf. Hb 9:27). Adán y Eva fueron sentenciados y murieron. Aún así, en el presente, hay muchos cristianos con el pensamiento «no morirás», o sea, que el [alma?] es inmortal. Un ente incorruptible. Que al morir el ser humano se desprende del cuerpo y va directamente al cielo.

Para culminar con la declaración antes presentada debo señalar que los pasajes indexados para apoyar la teoría del infierno no han sido interpretados objetivamente. Me parece que si Jesús hubiera querido enseñar o revelar la existencia de un lugar llamado infierno, como un lugar literal en el más allá, le hubiera dado nombre. Se hubiera expresado objetivamente. Le hubiese dicho a los discípulos, escuchen, tengo que hablarles del infierno. Pero no lo hizo. Solo recurrió a asociaciones refiriéndose a un valle conocido para ilustrar algo con relación al fuego. Por qué no le dio un nombre propio. No lo hizo porque nunca le habló a las multitudes de un lugar inexistente e imaginario. Solo el protestante perceptivo cree en la existencia de un lugar de tormento encendido en llamas. El argumento perceptivo que postea la mayoría de las confesiones religiosas de que la Biblia establece la realidad del infierno no es consono con el currículo pedagógico jesuano, ni apostólico. La mayoría de las confesiones religiosas recurren a la eiségesis para explicar su teoría del infierno.

Usted preguntará, ¿Pero qué hay de cierto con las personas que han estado clínicamente muertas y han tenido experiencias «sueños» con el infierno? Leí en un artículo que la corteza cerebral es la encargada de generar los sueños. Que la misma se encuentra muy activa mientras estamos en la etapa REM, lo que se conoce como «Movimiento Ocular Rápido». De allí, sale el contenido de nuestros sueños, que aunque sean fantasiosos, provienen de nuestras propias experiencias. El hecho de que veamos imágenes al soñar está en la actividad de la corteza visual. El contenido de nuestros sueños se basa en nuestras propias experiencias, lugares y personas que conocemos, pero que quizá están enterrados en nuestros recuerdos. El sistema límbico, que regula emociones, está activo mientras soñamos y, la amígdala, una estructura responsable de las sensaciones de miedo y ansiedad, aporta lo suyo. Así, nuestros sueños pueden ser positivos o transformarse en pesadillas. (Disponible en: https://www.univision.com/explora/que-parte-del-cerebro-genera-suenos). «Los sueños son historias e imágenes que nuestra mente crea mientras dormimos. Pueden ser entretenidos, divertidos, románticos, inquietantes, atemorizantes y, a veces, muy extraños» (Disponible en: https://www.medicalnewstoday.com/articles/es/suenos).

Note que dice que el contenido de nuestros sueños se basa en nuestras propias experiencias. Historias e imágenes que nuestra mente crea. A temprana edad se me enseñó que el infierno era un lugar de tormento encendido en llamas para castigar a los malos. El temor se apoderaba de mi cuando le fallaba a Dios. Usted no quiere fallar, sin embargo, en momentos de debilidad comete deslices. Como decía Pablo: «No entiendo el resultado de mis acciones, pues no hago lo que quiero, y en cambio aquello que odio es precisamente lo que hago» (Ro 7:15 DHH). Así trabaja nuestra naturaleza caída. Nuestro limitado y enfermizo corazón (Jr 17:9). Ese sentimiento de culpa causa sensaciones de miedo y ansiedad. Por supuesto, que venían pensamientos, sueños y pesadillas con respecto a lo que se me había enseñado sobre el infierno. Hay un aforismo que dice: «Si no te portas bien, te quemarás en el infierno». Pues claro que ese aforismo provocaba temor en mi. Los promoventes del infierno y del atemorizamiento de aquellos días se dieron a la tarea de influenciar el sueño de la humanidad utilizando medios como la literatura, películas, programas televisivos, incluso la Biblia para asustar a las personas para que aceptaran a Cristo como su Salvador. Es verdad que el Señor se comunicaba a veces con las personas por medio de sueños. Sin embargo, hay que tener cuidado porque no todo sueño viene del Señor. 

En una ocasión escuché en un programa radial al Dr. Magdiel Narváez decir lo siguiente: «Estudiamos la Biblia, el problema es que estamos descansando en nuestras propias opiniones, en vez de descansar en la palabra de Dios». Sé que la articulación del Dr. Narváez fue dada en otro contexto, sin embargo, traigo su pensamiento a colación porque viene a bien en el contexto que presento mi estudio. En realidad, cuando vamos a estudiar un texto bíblico, descansamos más en nuestra opinión o percepciones que en lo que quiso decir el escritor sagrado. Por ejemplo, vayamos a Apocalipsis 20:10.

LECTURA DE APOCALIPSIS 20:10 

«Y el diablo, que los había engañado, será arrojado al lago donde el azufre arde en llamas, donde también fueron arrojados la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados todos ellos para siempre, de día y de noche.» (TLA)

Este pasaje es utilizado por los promoventes del infierno para aducir que es un texto gráfico del infierno. Sin embargo, este pasaje ni siquiera menciona la palabra infierno. Solo presenta un léxico retórico. El autor hace uso del verbo βασανίζω basanízō que, literalmente, significa «torturar, causar dolor, atormentar, arrojar». Observe, que dice: «...serán atormentados para siempre día y noche», como dice «para siempre día y noche» los promoventes del infierno piensan que el sustantivo αἰών aiṓn «siempre» y los sustantivos ἡμέρα hēméra «día» y νύξ nyx «noche» en su función calificativa aducen a un castigo eterno. En primer lugar, el vocablo aiṓn y la construcción griega τοὺς αἰῶνας τῶν αἰώνων, toùs aiônas tôn aiṓnōn, literalmente, «en los siglos de los siglos» puede significar sentido de tiempo (eterno) y sentido de efecto (resultado). En este pasaje no significa necesariamente eternidad, sino mientras vivan. Este parece ser el significado de la palabra aiṓn según lo atestiguan muchos manuscritos de esa época (ver Vocabulary of the New Testament de J. H. Moulton y G. Milligan). Estos autores citan papiros descubiertos del primer siglo donde aiṓn la palabra griega que se traduce como eterno o para siempre, describe el periodo de vida de una persona. Lo mismo sucede con el término veterotestamentario עוֹלָם ʻôwlâm cuyo significado básico es «momento más distante» no necesariamente eternidad sin fin. La mayoría de las veces se refiere a «futuro de duración limitada», a condiciones que existirán continuamente a lo largo de un periodo limitado, a menudo el lapso de una sola vida. El significado de ʻôwlâm va a depender del sujeto. Si el sujeto es el agente que no tiene inmortalidad o cosas que no han sido creadas para durar eternamente, entonces, se refiere a un periodo limitado.³¹ En segundo lugar, el vocablo basanízō «atormentar» no es paralelo con el término géenna. En el géenna no se arrojaban seres vivos para ser atormentados día y noche, sino cadáveres para ser incinerados.

Con respecto al castigo, los promoventes del infierno afirman que en el juicio final unos sufrirán más que otros. Bueno, así piensan los promoventes del infierno futuro modificado quienes infieren que los perdidos no serán atormentados eternamente, sino parcialmente. Deducen esta posibilidad porque la Biblia dice que todos serán enjuiciados según sus obras (Ro 2:6; 1 Cor 3:8, 4:5; 2 Cor 5:10; 1 Pe 1:17; Ap 20:12). ¿Qué significa que todos serán enjuiciados según sus obras? Estos infieren que el castigo para algunos será prolongado. Deducen que las personas que tienen más conocimiento de la verdad bíblica se les demandará más. En su analogía aducen que Jesús sufrió por nosotros el castigo de la muerte segunda. Que su sufrimiento en la cruz no fue eterno. La ira de Dios cayó sobre Jesús por un tiempo determinado. Después murió. Que así será el castigo parcial para los impenitentes. Hacen alusión a Malaquías 4:1, 3: «El día del juicio se acerca, ardiente como un horno. En aquel día el arrogante y el perverso serán quemados como paja. Serán consumidos, desde las raíces hasta las ramas.» (NBV). Aducen que este pasaje enuncia que no quedará ni raíz ni rama. El pecado será aniquilado. Por lo tanto, afirman que la teoría del infierno que dice que los impenitentes serán atormentados eternamente es insostenible, porque el pecado no será más. Según ellos, Satanás, el pecado, la muerte y todos sus seguidores serán destruidos eternamente. No quedará ni raíz ni rama.³²

APOCALIPSIS 20:14

«La Muerte y el Hadēs fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego [...]» (NBLA)

Este pasaje presenta el lanzamiento de la θάνατος thánatos «muerte» y del ᾅδης hadēs «sepulcro o tumba» al lago de fuego. El pasaje parece sugerir el fin de la thánatos -el imperio de la muerte y el hadēs -la morada de los muertos. Ambos serán echados al lago de fuego para ser destruidos para siempre. Note que dice: «la Muerte y el Hadēs fueron arrojados [...]». Según la mayoría de las confesiones religiosas, el Hadēs es lo mismo que el infierno, un lugar encendido en llamas. Si el Hadēs y el infierno es lo mismo, entonces, cómo es que el infierno será arrojado al mismo infierno. 

En realidad, la Biblia no apoya en lo absoluto la teoría del infierno. La teoría del infierno es un dogma de la tradición católica. El catecismo de la iglesia católica afirma su existencia y su eternidad como lugar en donde las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden [...], inmediatamente después de la muerte para sufrir las penas o fuego eterno.³³ Sin embargo, me parece que lo revelado por Jesús a Juan en Apocalipsis 21:1-4 refuta al magisterio católico: «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron» (RVR 1960).

Algunos aplican los pasajes de Apocalipsis 21:1-4 solamente al cielo nuevo y a la tierra nueva. Según ellos, es allí donde no habrá más muerte, ni llanto ni clamor ni dolor. Es cierto, en el cielo nuevo y en la tierra nueva no habrá nada de lo mencionado en estos pasajes. Por otro lado, argumentan que aparte del cielo nuevo y la tierra nueva habrá un lugar llamado infierno. Eso no está contemplado en Apocalipsis 21:1-4 ni en ningún otro lugar de la Biblia. Estos pasajes también revelan de cierta manera que no habrá un lugar llamado infierno. Es inhumano concebir a Dios, y a los salvados disfrutando de un cielo nuevo y una tierra nueva mientras otros sufren por la eternidad. La idea de seres humanos rodeados en llamas de fuego retorciéndose de angustia y dolor eternamente parece un castigo cruel. Algo desproporcionado. Los atemorizadores del infierno aducen que Dios es amor, pero también es fuego consumidor. Por lo tanto, los que no lo acepten como su Salvador se retorcerán de dolor en el fuego del infierno. Los atemorizadores del infierno unen parte de los pasajes de 1 Juan 4:8 y Hebreos 12:29 de donde sacan su famoso slogan deshumanizado «Dios es amor pero también es fuego consumidor. Si no te arrepientes te quemarás en el infierno». Después descaradamente enuncian «Si la Biblia lo dice yo lo creo. Hay que predicar la verdad del infierno». ¡Qué triste! Cabe preguntarse, ¿Qué beneficio saca Dios con torturar eternamente a una persona? Ninguno en lo absoluto. Al contrario, sería un Dios despiadado. Gracias a Dios que sus pensamientos no son como los nuestros (Is 55:8-9).

Hemos expuesto algunos pasajes bíblicos utilizados por los promoventes del infierno para defender la idea de que la Biblia establece la realidad del mismo. Sin embargo, en el currículo pedagógico jesuano no está explícito, ni implícito la enseñanza del infierno. Pienso que los pilares de la fe están firmemente establecidos. No descansan en interpretaciones fluidas, inciertas o equívocas.

En síntesis, he intentado mostrar en este escrito el concepto lingüístico del vocablo latino «infernus», el hebreo sche'óhl, y el griego hades, géenna, tártaros y psychē. Basado en el análisis propuesto: (1) el léxico infierno no forma parte del pensamiento lingüístico hebreo, ni arameo, ni griego koiné. (2) El vocablo infierno viene del latín infernus que significa por debajo, subterráneo, inferior. Hace alusión a la tumba, a la fosa, al lugar donde descansan los muertos. (3) La semántica etimológica del vocablo no sugiere que el mismo tenga que ver con un lugar de tormento encendido en llamas. (4) El vocablo infernus se introdujo posteriormente en los manuscritos bíblicos con una semántica etimológica diferente adaptada a la cosmovisión bíblica de los herejes y los copistas ortodoxos. (5) La Biblia, no apoya en lo absoluto la enseñanza del infierno del cristianismo, ni al inframundo de las religiones paganas. Es un dogma de la tradición católica adoptado y adaptado por las confesiones religiosas protestantes a su cosmovisión bíblica. (6) El léxico «alma» no forma parte del pensamiento lingüístico hebreo, ni arameo, ni griego koiné. (7) La semántica etimológica del vocablo no sugiere que el mismo tenga que ver con un [alma?] inmortal. (8) El vocablo [alma?] se introdujo posteriormente en los manuscritos bíblicos con una semántica etimológica diferente adaptada a la cosmovisión bíblica de los herejes y los copistas ortodoxos. (9) La Biblia no apoya la enseñanza del [alma?] inmortal que el cristianismo adoptó y adaptó de las religiones paganas. (10) Vemos que la semántica dada al vocablo latino Infernus «infierno», al vocablo hebreo שְׁאוֹל «Sche'óhl» y los vocablos griegos Ἅιδης «Háidēs», Γέεννα «Géenna», Τάρταρος «Tártaros» y ψυχή «psykhḗ», no tiene nada que ver con razones lingüísticas gramaticales, sino teológicas que el interprete acomoda a su cosmovisión.

DIALÉCTICA 

¿Qué debemos hacer con respecto a la enseñanza del infierno? ¿Cuál debería ser nuestra posición con respecto a las autoridades eclesiásticas que promueven esta enseñanza? ¿Qué debemos hacer como cristianos seguidores de Jesús y sus enseñanzas? Todavía pienso en las palabras de Jesús: «Pero a mí, que digo la verdad, no me creen» (Jn 8:45 RVC). Este pasaje es dado en el contexto del mesiazgo de Jesús. Los judíos prefirieron creer a los sofismas de Satanás. El sofisma del mesías guerrero. No creyeron a la verdad de Jesús de un mesías Salvador. Igualmente muchos en el presente siguen el mismo argumento sofístico de Satanás; presentan a un Dios cruel que desde su trono se deleita mirando a sus criaturas ardiendo en llamas. Los autores bíblicos presentan a los dignatarios del cielo intercediendo por la humanidad (Ro 8:27, 34; Hb 7:25; 1 Pe 3:22), pero los atemorizadores del infierno lo presentan sentado en su trono contemplando como sufren las personas retorciéndose de dolor provocado por las quemaduras en un supuesto lugar el cual ellos llaman infierno. ¡Qué barbaridad!

¿Cuál debería ser nuestra posición con respecto a las autoridades eclesiásticas que promueven esta enseñanza deshumanizada? La Biblia nos exhorta a obedecer a las autoridades políticas (Ro 13:1-7; 1 Ti 2:1-3; Ti 3:1; 1 Pe 13:14), a las autoridades eclesiásticas (Hb 13:17) y a las autoridades progenitoras (Ef 6:1-3; Col 3:20). Pero también es cierto que si la autoridad política, la eclesiástica y la progenitora está en contra de los principios bíblicos y juicio de la sana doctrina, entonces, es menester obedecer a Dios, antes que a los hombres (He 5:29). Nuestro enfoque debe estar basado en lo que Dios quiere comunicarnos, no en lo que los teólogos o denominaciones religiosas puedan interpretar y hacernos creer. La Biblia no apoya el infierno del cristianismo, ni al inframundo de las religiones paganas.

Las propuestas teóricas del infierno antes presentadas no son objetivas. Son basadas en inferencias. Y, estas no pertenecen a la sana doctrina ni a la sola scriptura. Solo son vientos de doctrina.

Para los creyentes del infierno literal y tormento eterno, Apocalipsis 21:1-4 expone que en los cielos nuevos y en la tierra nueva que Dios recreará desaparecerá toda lágrima, y no habrá más llanto ni clamor ni dolor en ella. De manera que la propuesta del supuesto infierno eterno no tiene fundamento. Si fuese un lugar de sufrimiento eterno, las Escrituras se estarían contradiciendo así misma. 

Para los creyentes que creen que la Biblia establece la realidad de un infierno futuro modificado, sin tormento eterno, sino parcial, deberían repensar si su creencia armoniza con la didáctica de Jesús. Con la sana doctrina y la sola scriptura. 

Para los creyentes del fuego purificador del infierno que afirman que el fuego es simbólico, que purificará y transformará a todos por igual, ¡Ojo! no olviden el juicio justo de Dios: «Dios pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras. Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad. Pero los que por egoísmo rechazan la verdad para aferrarse a la maldad recibirán el gran castigo de Dios» (Ro 2:6-8).

Para los que afirman que Satanás y sus ángeles no morirán por ser seres espirituales, el profeta Malaquías dice que no quedará ni raíz ni rama (Ml 4:1, 3). Este pasaje no es solamente en alusión al ser humano, parece incluir a todo ser creado. Parece sugerir que ni el pecado, ni su originador (Satanás), ni sus ángeles, ni sus seguidores existirán más, todo será aniquilado. Dios en su justo juicio pondrá a descansar eternamente a todos los que lo rechazaron para que no sigan sufriendo los estragos del pecado. Claro está, pasarán por el justo juicio de Dios, y sufrirán las consecuencias. Pero, no creo que vivirán los estragos del pecado para siempre. Si estas personas arderán para siempre quiere decir que su pecado no será consumido (eliminado), sino que arderá con ellos para siempre, entonces, Dios queda como mentiroso porque él prometió que eliminaría todo mal y que no quedaría ni raíz ni rama (Is 25:8; Ez 28:19; Ml 4:1; Ap 20:15; 21:8).

Hemos observado el peligro de insistir en decir lo que la Biblia no dice. La Sagrada Escritura es transparente cuando explícitamente dice: «No agregues ni quites nada a estos mandatos que te doy.» (Dt 4:2). «Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás ni le quitarás.» (Dt 12:32). «No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso.» (Pr 30:5-6). En Apocalipsis 22:18-19 se nos dice que no debemos anexar ni disociar la palabra de Dios. El principio de estos pasajes sigue siendo el mismo. No anexe, no disocie, sino analiza los pasajes de las Escrituras dentro del contexto de su significado original, tal como fue la intención de los escritores bíblicos guiados por el Espíritu Santo. Eisegisar el texto bíblico para que diga lo que realmente percibimos y no lo que Dios quizo comunicar es capcioso. Eisegisar es poner o leer en un texto algo que no se encuentra allí. Permítame iterar que basado en el concepto lingüístico del término, el léxico infierno no forma parte del pensamiento lingüístico hebreo ni arameo ni griego koiné. El vocablo infierno viene del latín infernus que significa por debajo, subterráneo, inferior. Hace alusión a la tumba, a la fosa, al lugar donde descansan los muertos. La semántica etimológica del vocablo no sugiere que el mismo tenga que ver con un lugar de tormento encendido en llamas. Insisto en preguntar, ¿De dónde las confesiones religiosas sacan todas estas ideas? ¿A qué le llaman infierno? ¿Por qué insisten decir lo que la Biblia no dice?

Reconozco que la palabra latina infernus aparece en varias versiones bíblicas, sin embargo, debo iterar que es una interpolación posterior a la que se le ha dado una semántica diferente a la etimológica. Acepto que la palabra latina infernus aparece en varias versiones bíblicas pero la misma está asociada con la muerte, no con los seres vivos. Itero, los vocablos bíblicos sche'óhl y hadēs están asociados con la muerte, no con los vivientes. 

En la revisión de literatura para este estudio me topé por accidente con una pregunta realizada por un internauta al gestor de una página web. La interrogante es la siguiente: ¿Es pecado mal interpretar la Biblia? En primer lugar, creo que la salvación no depende de nuestra interpretación bíblica. Cualquiera se equivoca. Puede retractarse y restituir. En segundo lugar, considero que es pecado mal interpretar la Biblia, cuando se utilizan estrategias engañosas, o sea, toda clase de astucias revestidas de una exactitud formal y externa para sostener puntos de vista. Creo que la interpretación individualista, o sea, la interpretación que se hace expontaneamente sin la ayuda del Espíritu Santo, es peligrosa y es causa de tropiezo (2 Pe 1:20). Hay quienes manipulan las Escrituras de forma creativa para que su doctrina se vea reflejada en la misma. Producen nuevos enfoques con significados diferentes a lo que el autor bíblico quiso expresar. Para este servidor, la doctrina del infierno y la doctrina del alma inmortal natural no tienen sentido. Posiblemente, para muchos, la enseñanza del infierno y la enseñanza del alma inmortal natural no parece una idea equivocada. Sin embargo, y esto lo digo con mucho respeto, pienso que en muchos aspectos ambas enseñanzas parecen ser un engaño premeditado. Un engaño manipulativo de atemorizamiento traído de la época medieval. Con respecto al infierno, el sacerdote estadounidense John Shelby Spong, aseguró en una entrevista que el infierno es un invento de la iglesia católica para controlar y asustar a las personas. John adujo: «Ellos crean este lugar ardiente que literalmente ha asustado muchísimo a mucha gente a lo largo de la historia cristiana». De acuerdo con este sacerdote, la religión es un negocio de control enfocado a provocar culpa entre los creyentes, con base en promover la creencia en el infierno, un lugar donde, después de muertos, los pecadores son castigados en medio de llamas.³⁴

Como cristianos tenemos que ser íntegros. Por supuesto, también como denominación. Las doctrinas fundamentales deben descansar en evidencias claras y convincentes de las Escrituras. La Biblia no apoya el infierno del cristianismo, ni al inframundo de las religiones paganas. Todos los intentos para justificar la teoría del infierno provienen de la eiségesis. 

¿Realmente, enseñó Jesús, la existencia de un lugar de tormento encendido en llamas? ¿Es compatible esta enseñanza con la doctrina de los apóstoles? 

El que dijo: «aprendan de mí [...] (Mt 11:29), «...enséñen a obedecer todo lo que yo he enseñado» (Mt 28:20), no disertó nada sobre un lugar de tormento encendido en llamas para castigar eternamente a los que no lo acepten. Me parece que en el currículo celestial no está explícito ni implícito la enseñanza del infierno. Me parece que en el currículo de enseñanza de Jesús no está explícito ni implícito la enseñanza del infierno. Me parece que en el currículo de enseñanza del Espíritu Santo quien inspiró las Escrituras y está encargado de enseñar y recordar todas las cosas, no está explícito ni implícito la enseñanza del infierno. Me parece que en la doctrina de los apóstoles no está explícito ni implícito la enseñanza del infierno.

Ningún autor neotestametario describe el supuesto tormento del Gehena, ni parcial ni eterno ni tampoco dice que Satanás es el señor del mismo. Estos son adornos literarios. 

Concluyo con un escrito del apóstol Pablo a Timoteo y a Tito, y un referencial reflexivo.

Consejo a Timoteo:

«Si alguien enseña ideas extrañas y no está de acuerdo con la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo ni con lo que enseña nuestra religión, es un orgulloso que no sabe nada.» (1 Ti 6:3-4 DHH). No entiende nada. No tiene madurez espiritual. La madurez bíblica, el conocimiento y la fidelidad a la Palabra de Dios, en fe y práctica son necesarios para hacer interpretaciones apropiadas. 

Consejo a Tito:

«Pero en cuanto a ti, enseña lo que está de acuerdo con la sana doctrina.» (Ti 2:1 NBLA). Como cristianos tenemos que ser íntegros. Como denominación tenemos que ser íntegros. Las doctrinas fundamentales deben descansar en evidencias claras y convincentes de las Escrituras.

Pensamiento reflexivo:

«La interpretación bíblica es un proceso racional y espiritual que intenta entender al escritor inspirado de tal manera que el mensaje de Dios, pueda ser entendido y aplicado en nuestros días. Debemos ser consistentes y justos con el texto bíblico, y no ser influenciados por prejuicios personales o denominacionales. Parece ser que estamos históricamente condicionados. No somos intérpretes objetivos y neutrales. El texto no puede significar algo para nosotros que nunca significó para el autor original inspirado por el Espíritu Santo. La intención del autor bíblico es la clave en toda interpretación. Es lo que él quiso decir, no nuestra necesidad histórica, emocional, cultural, personal o denominacional.»³⁵ No hay duda, me parecen palabras sabias.

Nuestro enfoque debe estar basado en lo que Dios quiere comunicarnos, y no en lo que los teólogos o denominaciones religiosas puedan interpretar y hacernos creer. La mayoría de las confesiones religiosas le han dado una connotación diferente a la semántica etimológica del vocablo infierno, relacionándolo con un lugar de tormento rodeado en llamas como el destino de las personas no arrepentidas. Esto se presta para confusión. En realidad, el léxico infierno es propio del idioma latín. Lo que significa que su semántica no debe prestarse para confusión. El concepto lingüístico del vocablo latino infernus significa por debajo, subterráneo, inferior en alusión a la tumba o fosa, lugar donde descansan los muertos. La semántica etimológica del vocablo no sugiere que sea un lugar de tormento encendido en llamas. Por lo tanto, es erróneo vertir los vocablos sche'óhl, hades, géenna y tártaros por el vocablo latino infernus.

Los vocablos infierno y alma fueron introducidos posteriormente en los textos sagrados. Los herejes y los copistas ortodoxos le dieron una semántica diferente y, la adaptaron a su cosmovisión bíblica.

Atendido el significado etimológico de los vocablos antes mencionados, la atestación bíblica sintetiza que la enseñanza de un lugar de tormento encendido en llamas llamado infierno es contraproducente. Desacredita el carácter de Dios. Presenta al Creador como un tirano pendiente a castigar al que no acepte su ayuda salvífica.

Un buen apologista cristiano debe poseer una sólida cosmovisión bíblica del amor y la misericordia de Dios. La apologética consiste en defender y justificar los principios fundamentales de la religión mediante argumentos dirigidos al entendimiento. Por lo tanto, no se descarta que habrá una obra de juicio. Pero la teoría del infierno no justifica los principios fundamentales de la religión bíblica. Sus argumentos no están fundamentados en la sola scriptura, sino en fuentes extra bíblicas. La mayoría de las confesiones religiosas protestantes afirman que la sola scriptura debe gobernar sobre las tradiciones e interpretaciones de la iglesia. Sin embargo, aceptan la teoría del infierno originada en tradiciones e interpretaciones no bíblicas. Aproximadamente existen unos 800 millones de protestantes en el mundo, distribuidos en diferentes denominaciones que siguen diferentes líneas interpretativas de la Biblia. Todos aducen que su hermenéutica es la correcta, y que su iglesia es la verdadera. ¿Qué podríamos decir al respecto? El consejo inspirado aduce: «...examínenlo todo cuidadosamente, retengan lo bueno» (1 Te 5:21 NBLA). El apologista cristiano que posee una sólida cosmovisión bíblica debe someter todo a prueba. Debe discernir con la ayuda del Espíritu Santo que toda enseñanza esté de acuerdo con la doctrina de Cristo y la de los apóstoles. Traigo a colación el pensamiento expresado por un protestante evangélico que dijo: «Si una doctrina no es compatible con la doctrina de la iglesia primitiva del primer siglo de la era cristiana no forma parte de la doctrina apostólica. Es una nueva revelación, y si es nueva, es mentira». De manera objetiva, debo decir que la teoría del infierno no es bíblica. Se extrajo de fuentes externas. No pertenece a la didáctica de la iglesia primitiva del primer siglo de la era cristiana. No es consona con la doctrina de Cristo y los apóstoles. Por lo tanto, si no es bíblica, es una nueva revelación, y si es nueva, es mentira. Reitero, la Biblia no apoya el infierno del cristianismo, ni al inframundo de las religiones paganas. 

Si queremos hablar con propiedad, entonces, debemos prescindir de la palabra infierno. Sacarla de nuestro sistema a menos que se le dé la connotación correcta. No comparemos el juicio final con la teoría del infierno. El juicio final es objetivo. La teoría del infierno es subjetiva. Refiérase al juicio final como el evento escatológico del justo juicio de Dios, donde los impenitentes, basado en su toma de decisiones eligieron la muerte (Ge 2:16-17). Dios en su justo juicio decidió erradicar el pecado y la muerte (Ml 4:1; Ap 20:7-15; 21:8). Envió a su Hijo en rescate para salvar lo que se había perdido (Lc 19:10), pero fue rechazado (Jn 1:11). Aún así, sufrió por nosotros la muerte segunda (Ap 20:14 ). En el evento escatológico del justo juicio de Dios, él cumplirá con la decisión tomada por los impenitentes, serán arrojados al lago de fuego que será producto del fuego que caerá del cielo como lo describe la Biblia (Ap 20:14-15). Los impenitentes no serán castigados en un supuesto lugar llamado infierno, sino en el lago de fuego como dice la Biblia. Utilizar la palabra infierno para hablar del juicio de Dios, y compararlo con el lago de fuego es un error que se presta para confusión. 

Gracias a Dios que la salvación no está basada en nuestra interpretación bíblica, ni puesta en un cúmulo de doctrinas y dogmas eclesiásticos, sino en la justicia de Cristo Jesús (Hb 12:2). O cree usted que el Dios eterno juzgará a los seres humanos por haberse educado en creencias religiosas errádas, o los juzgará por sus obras, es decir, por las obras realizadas en su vida. La Biblia atesta que «...fueron juzgados de acuerdo con sus hechos y con lo que estaba escrito en aquellos libros» (Ap 20:12 DHH). Note, «juzgados, cada uno conforme a lo que había hecho.» (Ap 20:13 DHH).

Cuando insistimos decir lo que la Biblia no dice equivale a ser deshonesto. Jesús dijo que muchos serán los llamados y pocos los escogidos. Entre los muchos están las personas honestas. Entre los pocos están las personas íntegras. No se confunda. No basta con ser honestos. Y, la honestidad es buena porque es parte de nuestros principios y valores. Pero hay que ir más allá, hacia la integridad sinónimo de santidad. Porque sin santidad nadie verá al Señor. El imperativo divino diserta: «Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie podrá ver al Señor.» (Hb 12:14 DHH). «Pues el Señor es justo y ama la justicia; los íntegros verán su rostro». (Sl 11:7 NVI). Porque «El justo anda en su integridad [...]» (Pr 20:7).

Dios tenga misericordia de nosotros. ¡Ojalá aprendamos a enunciar exactamente lo que la Biblia dice! ¡No lo que dicte nuestro pensamiento o denominación religiosa! ¡Ojalá nuestro hablar sea como el de los profetas! ¡Así dice el Señor!

Que su Palabra pueda satisfacer su necesidad espiritual en este día. Confío que así será. Cuenta con mi Dios. Mi Dios es real. Mi Dios es Dios, porque únicamente él es Dios. Mi Dios sin igual.

¡Bendecido día

«Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no los vendas!» (Pr 23:23 NVI)

Prof. Benjamín López Rivera, MEd

Con excepción de las fuentes citadas, el contenido literario es propiedad del autor. Si desea compartir la información, por favor, dé los créditos a las fuentes citadas como también a: bibliondidaskalia.blogspot.com

Referencias

1. La sola scriptura y la tradición católica. El principio de sola scriptura proclama que la Biblia es la autoridad final o la corte de última apelación en todo lo que afirma o implica. La iglesia católica expone que la Biblia y la tradición no son opuestos. Aduce que las Escrituras son una parte de la tradición, que es una parte de la revelación. Afirma que la tradición consiste en las enseñanzas que los apóstoles transmitieron oralmente a través de su predicación, y la iglesia las ha custodiado con especial cuidado y veneración. Los exégetas católicos aseveran que la verdad revelada se encuentra tanto en las Escrituras como en las tradiciones no escritas. Según sus adherentes la tradición está fundamentada en 1 Cor 11:2: «...porque no hay cosa en la que no me tengan presente y porque conservan las tradiciones tal como se las transmití.» «En primer lugar les he enseñado la misma tradición que yo recibí [...]» (1 Cor 15:3). Según los adherentes de la sola scriptura, la misma está fundamentada en 2 Ti 3:16: «Toda Escritura está inspirada por Dios y es provechosa para enseñar, para argumentar, para corregir y para educar en la rectitud [...]».

En cuanto a la interpretación bíblica, el segundo principio de la reforma protestante enuncia: «Sacra Scriptura Sui Ipsius Interpres» que significa «Las Sagradas Escrituras son su propio intérprete» o «Las Sagradas Escrituras se interpretan a sí misma». El catecismo católico reza lo contrario (pág. 39, # 119): «Todo lo dicho sobre la interpretación de la Biblia queda sometido al juicio definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y oficio de conservar e interpretar la Palabra de Dios«. «La tarea de interpretar la Palabra de Dios auténticamente ha sido confiada únicamente al Magisterio de la Iglesia, es decir, al Papa y, a los obispos en comunión con él» (CCC, 100).

La palabra tradición viene del griego [παράδοσις (parádosis significa entrega que se hace de boca en boca o por escrito, es decir, tradición por instrucción, narración, precepto)]. También significa lo que se entrega, la sustancia de la enseñanza (2 Tes 3:6). (Léxico Griego de Thayer, base de datos electrónica. Copyright © 2002, 2003, 2006, 2011 de Biblesoft, Inc.) [trasmitir, mi cursiva]

Sintetizo, no hay nada malo en las tradiciones, siempre y cuando no conflijan con la Palabra de Dios, ni se impongan como mandamiento o regla de fe (Mc 7:6-13). 

2. Disponible en: https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18341/la-iglesia-medieval/

3. «La incompatibilidad del infierno». Disponible en: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Problema_del_infierno

4. Una cosmovisión bíblica es el concepto total que alguien tiene del mundo desde el punto de vista bíblico. Es un sistema de creencias básicas del cristiano sobre el sentido de la vida, la naturaleza de Dios, la fuente de la verdad, y otros conceptos fundamentales. Disponible en: https://www.gotquestions.org/Espanol/cosmovision-biblica.html https://institutois.org/cursos/cosmovision-apologetica-i-ac101/

Ver también: 

▪️ http://estudiosevangelicos.org/cosmovision-cristiana-una-muy-breve-introduccion/

5. Bill Garber. «Pensamientos disconcertantes sobre el Infierno». Disponible en: https://atoday.org/disconcerting-thoughts-about-hell/

6. Disponible en: http://etimologias.dechile.net/?infierno

7. W. E. Vine, «Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento». 1984, vol. 2, pág. 187.

8. Collier’s Encyclopedia, 1986, vol. 12, pág. 28.

9. Bob Utley. Disponible en: http://www.freebiblecommentary.org/new_testament_studies/VOL08/VOL08D_02.html

10. Merriam-Webster, I. (1999). Enciclopedia de religiones del mundo de Merriam-Webster. Springfield, MA: Merriam-Webster.

11. Disponible en: https://www.academic-bible.com/en/online-bibles/biblia-sacra-vulgata/read-the-bible-text/bibel/text/lesen/stelle/50/110001/119999/ch/d32b2a6c53213216df31d553eb097090/).

12. «Cómo se formó la Biblia». Disponible en: https://bibleresources.americanbible.org/resource/como-se-formo-la-biblia

13. Disponible en: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo+10%3A28&version=SBLGNT

14. Disponible en: http://nttranscripts.uni-muenster.de/AnaServer?NTtranscripts+0+start.anv

15. Disponible en: https://www.academic-bible.com/en/online-bibles/novum-testamentum-graece-na-28/read-the-bible-text/bibel/text/lesen/stelle/50/100001/109999/ch/53a53314653f9d16b40ddf0b26aff720/

16. Disponible en: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo+10%3A28&version=TR1550

17. Disponible en: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo+10%3A28&version=WHNU

18. Disponible en: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo+10%3A28&version=TR1894

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28. «El papa Francisco revisa la teología del infierno». Disponible en: https://elpais.com/internacional/2015/02/21/actualidad/1424540682_473382.html

Ver también:

▪️ https://transversal.at/blog/Peticion-al-Papa-Francisco

▪️https://www.escritoresyperiodistas.com/NUMERO14/PapaFrancisco.html

▪️ https://www.semana.com/el-vaticano-afirma-que-el-infierno-es-en-la-tierra/562637/

29. «Hell» [infierno] SDA. Enciclopedia, ed. rev., p. 579.

30. Disponible en: https://pastor.adventistas.org/es/el-concepto-biblico-de-alma/. Recuperado de: https://pastor.adventistas.org/es/el-concepto-biblico-de-alma/

31. Disponible en: RAE- Anthony Tomasino. New International Dictionary of Old Testament Theology and Exegesis, 1997. Recuperado el 17 de agosto de 2022: https://es.scribd.com › document Gil Rodríguez, Samuel Antonio | PDF | Infierno | Verdad - Scribd

32. Algunos aducen que Satanás es un ser espiritual y no puede morir. Que no morirá, sino que será privado de su influencia engañosa sobre los seres humanos cuando Dios lo encadene en compañía de todos sus ángeles. Disponible en: https://vidaesperanzayverdad.org/profecia/reino-de-dios/dios-vs-satanas/satanas-destruido/

Ver también: 

▪️ https://www.jw.org/es/ense%C3%B1anzas-b%C3%ADblicas/preguntas/lago-de-fuego/ 

33. Catecismo. Artículo 12. «Creo en la vida eterna». IV - El infierno. Disponible en: https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a12_sp.html

34. El infierno es un invento de la iglesia para controlar a las personas. Disponible en: https://www.google.com/amp/s/www.proceso.com.mx/internacional/2021/4/1/el-infierno-es-un-invento-de-la-iglesia-para-controlar-las-personas-dice-sacerdote-261244.html Disponible en: https://youtu.be/QGzc0CJWC4E

35. Bob Utley. «Comentario del intérprete bíblico. La carta de Pablo a los Gálatas». Disponible en: https://biblia.com/api/plugins/embeddedpreview?resourceName=LLS:CDIBNT69GA&layout=minimal&historybuttons=false&navigationbox=false&sharebutton=false

Biblias

1. Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

2. La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright© 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation.

3. La Palabra (España) (BLP)

4. La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España.

5. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.

6. Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Bíblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.

7. Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® © 1999, 2015 por Bíblica, Inc.®, Inc.®.

8. Traducción en Lenguaje Actual. Copyright© 2000 por United Bible Societies.

9. Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

Aparatos críticos 

Κοινη

1550 Stephanus New Testament (TR1550)

1881 Westcott-Hort New Testament (WHNU)

1894 Scrivener New Testament (TR1894)

SBL Greek New Testament (SBLGNT)

Tyndale House Greek New Testament (THGNT)

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