La humildad nos permite tomar la vida tal como viene, confiando en que Dios lo sabe todo. La humildad te permite ser feliz mientras dure esa felicidad, y también te da fuerzas para que enfrentes los tiempos difíciles, y aun la propia muerte, cuando te toquen.
La humildad te hace consciente de que tú no eres quien determina a Dios, sino que es Dios quien determina tu vida.
El Señor te toma, te lleva, te deja caer, siguiendo leyes cuyo secreto no puedes llegar a comprender totalmente. Pero la humildad te permite someterte a él en los días claros y oscuros. Te da la sensibilidad para ayudar a las víctimas inocentes del mal. Y no permite que te victimices, porque aceptas lo que Dios te ha dado.
La vida hay que tomarla como viene. Se humilde, así como lo es Cristo. Que tu pensar sea su pensar. "Piensen y actúen como Jesucristo. Esa es la «misma manera de pensar» que les estoy pidiendo que tengan." (Filipenses 2:5, PDT).
(Fragmento escogido)
Que su Palabra pueda satisfacer su necesidad espiritual en este día. Confío que así será. Cuenta con mi Dios. Mi Dios es real. Mi Dios es Dios, porque únicamente él es Dios. Mi Dios sin igual.
¡Bendecido día!
«Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no los vendas!» (Pr 23:23 NVI)
Prof. Benjamín López Rivera, MEd
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