octubre 18, 2022

Resilientes

El Diccionario de la Real Academia Española (DIRAE), define el término resiliencia como la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. En otras palabras, tener la aptitud para hacer frente a las adversidades de la vida. 

La American Psychological Association, mejor conocida por APA, aduce que ser resiliente no quiere decir que la persona no experimenta dificultades o angustias. El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas. De hecho, el camino hacia la resiliencia probablemente está lleno de obstáculos que afectan nuestro estado emocional. La resiliencia no es una característica que la gente tiene o no tiene. Incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona. (Disponible en: http://www.apa.org/centrodeapoyo/resiliencia-camino.aspx).

Teniendo presente lo antes expuesto, cabe preguntar, ¿Qué debemos hacer con el dolor, la tristeza, la pérdida y toda adversidad que sobrevenga? Hay quienes piensan que podemos transformar toda adversidad con mucha fuerza para superarnos y salir fortalecidos. Que podemos cambiar el panorama. Es posible que todo nuestro esfuerzo nos ayude a superarnos y cambiar el panorama. Recuerda, en la adversidad debemos orar como si todo dependiera de Dios, y trabajar como si todo dependiera de nosotros. De ti dependerá cómo reaccionarás a las adversidades, y cómo asumirás el control de tu vida. Humanamente podemos hacer mucho para salir fortalecidos. Pero eso no basta. Porque mucho es mucho, solo eso, pero no es todo, «Porque todo lo podemos en Cristo que nos fortalece» (Flp 4:13). Necesitamos ayuda para sanar el dolor, la tristeza, la pérdida, en fin, toda adversidad que sobrevenga. Cristo debe ser nuestro apoyo, amparo y fortaleza. Nuestra ayuda segura en momentos de angustia.

Posiblemente, estás pasando por diferentes circunstancias. Apenas comienzan a sanar algunas heridas cuando de repente surgen otras. Te preguntarás, ¿Por qué hay personas que se sostienen a pesar de sus circunstancias? ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo puede ser? Te diré que son aprendiz de la vida. Aprendiz de sus circunstancias. Personas que enfrentan los retos. No tienen miedo a los cambios ni a las circunstancias. Han caído muchas veces en el trayecto del camino, pero han vuelto a levantarse. Son personas resilientes. La persona resiliente ve posibilidades donde otros no las ven. 

Mencioné que necesitamos ayuda para sanar el dolor, la tristeza, la pérdida, en fin, toda adversidad que sobrevenga. Gracias a Dios por los profesionales de la salud. Especialistas que son de gran ayuda para nuestro bienestar. Gracias a Dios por los líderes espirituales pastores, capellanes, etcétera. No vaciles en buscar ayuda. Sobre todo, no olvides en acudir primeramente a Dios. Porque después de todo, nuestra resiliencia surge de nuestra confianza en Dios: «Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso no temeremos...» (Sl 46:1-3 NVI). Si analizas las palabras de este pasaje sabrás el porqué hay personas que se sostienen a pesar de sus circunstancias.

Si tu situación es difícil, dolorosa y desalentadora. Si has acudido por ayuda profesional, y aún sigues débil en tu lucha, no te rindas. Si un profesional de la salud asume que en el proceso debes esperar con paciencia. Acoge su consejo. La Biblia aconseja que esperes con paciencia y guardes silencio ante el Señor (Sl 37:7). Es parte del proceso. No se trata de nuestro silencio solamente, sino también del silencio del Señor. No nos gusta esperar en silencio. Esperar no congenia con nuestra naturaleza. No entendemos el porqué de la espera en silencio, ¿Por qué Dios nos pide que guardemos silencio? ¿Para qué nos sirve el tiempo de espera en silencio? Posiblemente, para ser probados, aprobado o desaprobados. Tal vez, para saber de qué estamos hechos. Para saber qué sangre corre por nuestras venas. Si es la sangre de Jesús o la sangre temerosa de nuestro viejo hombre. La espera en silencio revela nuestras fallas y la falta de fe. Revela nuestra necesidad de Dios.

Cuando el silencio se prolonga de parte de Dios, es porque él está trabajando en nuestra vida. Como mencioné, es parte del proceso. Dejemos que Dios trabaje a su tiempo. Como dice una amiga: «Lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera». Gracias Ada G. Morales. Dejemos que Dios trabaje en nuestra vida, a su tiempo. Mi Dios lo sabe todo. Mi Dios sin igual. 

Verás que con la ayuda de Dios, y las herramientas recibidas de consejeros profesionales serás un resiliente con mayores recursos para afrontar tu presente y futuro. Serás una persona positiva y creativa que busca buenas soluciones ante la adversidad. Tendrás mayor capacidad para amar, escuchar y perdonar. Serás capaz de ayudar a otros sin juzgarlos. Tendrás mayor fortaleza espiritual, valentía y perseverancia. 

Sabes, leí algo en la Biblia que llamó mi atención y, si me permites lo compartiré contigo. La carta cursada por Santiago (5:10-11), habla de la resiliencia de los profetas y la paciencia de Job. Por qué tu crees que él cita la resiliencia de los profetas, y la perseverancia de Job. Pienso que es porque nos quiere enseñar que la resiliencia de los profetas surge de su confianza en Dios. Porque la resiliencia de Job viene de su confianza en Dios: «Porque yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo» (Job 19:25). De acuerdo con Job, Santiago y demás autores bíblicos el confiar en Dios como nuestra fuente de resiliencia es lo que nos da seguridad. Pablo secunda lo dicho cuando aduce: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Flp 4:13). Que el Señor Jesús sea nuestra ayuda en este proceso de dolor, tristeza, pérdida, en fin, de toda adversidad que sobrevenga. Que Cristo sea nuestro apoyo, amparo y fortaleza. Nuestra ayuda segura en momentos de angustia (Sl 46:1-3).

No te rindas. Dios es fiel (1 Te 5:24). Sé fiel, y él cumplirá su promesa en ti (2 Ti 2:13). Confía en Dios, y él hará (Sl 37:5). 

Que su Palabra pueda satisfacer su necesidad espiritual en este día. Confío que así será. Cuenta con mi Dios. Mi Dios es real. Mi Dios es Dios, porque únicamente él es Dios. Mi Dios sin igual.

¡Bendecido día!

«Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no los vendas!» (Pr 23:23 NVI)

Prof. Benjamín López Rivera, MEd

Con excepción de las fuentes citadas, el contenido literario es propiedad del autor. Si desea compartir la información, por favor, dé los créditos a las fuentes citadas como también a: bibliondidaskalia.blogspot.com

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